a-la-conquista

(2005/10/23)

De Levante (a los tumbos)

Conquista de especímenes femeninos

 

Cada mujer es como un pequeño universo con cositas únicas e irrepetibles. Existen -si- pequeñas "cofradias" q' permiten codificarlas e idear métodos comunes para seducirlas.

 

- Una Pesada -

Tipo de mujer en aumento, producto de la resistencia a lo impuesto. Rebelde y con pocos escrúpulos; de esas que se bancan lo que sea, si les cabe.

Curvas insinuantes y carne firme tapizada con jean, cuero y tachas que motivan pérfidos deseos de toda índole.

Más que deseos, calentura. Sexo animal, agresivo y salvaje que parece estar reclamando un macho que la satisfaga. Se la puede encontrar a la salida de recitales o baretos viciados de humo, alcohol y decibeles.

No me iba a acercar a una de estas cosas en traje y portafolios; eso seguro... Porque me iba a recibir con un gruñido que sonase como Fuck You.

Para "seducirla" primeramente cambié la facha. Rompí un jean, me puse una campera de cuero y tachas hasta en la bragueta del calzoncillo.

Al acercarme noté un olor extraño. No quise preguntar, probablemente era marihuana. Tampoco verso ni frases cariñosas, me acerqué con paso seguro, cara de malo y la sacudí. Para demostrarle que no estaba domesticado.

Si bien se tambaleó, no se cayó.

La arrastré al auto y puse rock duro casi al tope (por los cristales). Ella se retorcía y aullaba de placer sin percatarse que me sangraban los oidos. Cerca del paroxismo, me apretó los testículos. ¿Me demostraba su amor?.

Puse cara de oler mierda y la llevé a un motel. Tenia que aprovechar que aún no me habia machucado los...

Me arrojé al tálamo liberando mis sentidos al placer.

Sentí el placer de tener ese cuerpito debajo.

Sentí la voluptuosidad, el desenfreno y la pasión materializada en esas tetas, ese culo y ese túnel ardiente.

Sentí un olor extraño.

Ella habia vomitado por el alcohol, las drogas y el frenesí. No soy el tipo más fino del mundo, pero después de esto, no se quien puede seguir "serruchando".

 

- Una Histérica -

Abundante, muy abundante, por estos lares. Usa un pantalón tan ajustado que se podria saber el trenzado del hilito del tampón. Cola parada, tetas al tono, labios provocadores y ojos que incitan a la lujuria. Camina como si estuviera paspada, moviendo ese -muy- deseable cuerpito y mira a todos. Son las más complicadas y requieren un tratamiento especial; sicologia y cuidado.

Me acerqué haciéndome el distraido, púlcramente vestido con las mejores marcas locales y con suficiencia comencé a opinar sobre una película erótica y le pregunté si la habia visto.

Me dijo que si con una sonrisa que me repercutió en el muñeco maldito y sus secuaces.

Seguí opinando con aire ausente (y transpirando hasta por los codos) mientras ella suspiraba rememorando cada escena sexual. Me aguanté a lo macho.

La invité a comer y -haciéndome el gracioso- pedí un bife de chorizo con un par de huevos grandes. Era una fonda, si. ¡No iba a pedir ostras en su concha!.

Hablando con doble sentido, el sexo fue el tema de conversación. Contamos experiencias y yo le a-se-gu-ré que no quedaban muchas hembras de verdad.

Ella no notaba, gracias a la mesa, una expresión mia a la altura de la bragueta mientras ella sonreia y se pasaba la lengua por los labios. Traté de no babear (queda mal hacerlo en la mesa) las veces que ella contaba sus experiencias.

En la próxima cita (si, llegamos a dos) tenia para ella un body transparente como regalo. Pq' ella es la única mujer q' puede usarlo (je), tu cuerpo es el más bello e insinuante que conozco.

Y lo creyó.

Luego del suspiro, la invité a un -buen- motel. En el trayecto le rozaba las piernas y le decia lo que íbamos a hacer. La esperé en la cama, pacientemente y sin tocarme hasta que salió del baño luciendo el regalito.

La acaricié lentamente y sin gritar ¡qué culo!, ¡qué tetas! ni ¡te voy a partir al medio!.

Pero algo debe haber visto en mis ojos, pq' se vistió y salió con la excusa de buscar condones.

 

- Una Sensible -

La encontré llorando en una plaza. Su cuerpo ardiente se adivinaba bajo las ropas holgadas. Puede que no conociera bien los placeres de la vida y el sexo, pero está ávida por hacerlo.

Si, mejor me expongo menos al sol fuerte.

La encaro con voz suave y cara de "yo no fui". La invité con una gaseosa mientras me contaba qué era eso que la consumia en la plenitud de su vida.

¡Fahh... !

Me contó que tenia un amigo con el que hablaba 3 horas diarias (seguidas) por teléfono, que un dia se la quiso montar. Bueno, ella dijo "hacer el amor".

Lo que la defraudó, porque ella cree en la amistad, que los hombres solo quieren sexo y otras pavadas romanticonas.

En fin... cuando llegó a decir -mirándose las manos- soy muy sensible y las coas me afectan mucho, dejé de mirarle las tetas como simio en celo y me despedí "por un compromiso previo" y que esperaba encontrarla en otra ocasión, p' seguir charlando del asunto.

 

- Una Bolichera-

Pululaba, con otras tantas, en la puerta de una Disco después de las 2; con su minifalda y un top a medio pezón, esperando entrar en ese mundo de fantasia p' liberarse.

Yo, previsor, habia conseguido un Jeep y lucia un bonito pantalón desde media nalga hacia abajo.

Adentro, cuando ubiqué la pista (no veia una m...) traté de bailar como ellos.

Lo único viable para mí, dada mi agraciada coordinación muscular, era moverme como si me picaran los huevos y no pudiera rascarme. O se sonreia positivamente o se meaba de la risa.

Sonrió.

Le ofrecí una bebida, un cigarrillo, le dije lo buena que estaba y la invité a dar unas vueltas en Jeep.

Sólo visitamos 14 de los demás boliches, entrada y consumisión incluida. Habló con los amigos que encontró (y algunos extraños). Bailó sola (y con algunos extraños). Fue a todos los baños (no vi a los extraños).

...

A eso de las 7, la invité a descansar en casa. Dijo que no, que era muy tarde...

Insistí. No.

Insistí...

Al menos mi pajarito comió de su boca. Algo es algo.

 

- Una Veterana -

Separada y con ganas de quemar cartuchos. La encontré haciendo compras por ahí.

La encaré con prestancia y seguridad. Obviamente no le pregunté edad ni estado civil. Le hablé del trabajo, de lo difícil que es encontrar una mujer madura, estable y atractiva como ella. Casi que me puse exagerado y baboso.

La llevé a tomar algo a un lugar tranquilo y caro, p' q' notara q' no tenia un "perejil" adelante.

Mirándola a los ojos y casi sin desviar la mirada, le hablé de lo bueno q' sería compartir muchas horas.

Haciéndome el intelectual, usaba términos complicados y "agradecí al destino" haber encontrado una mujer así, sola.

Bla, ble, blu...

En algún punto la saturé, dado que se despidió "hasta siempre" y "que tengas suerte".

 

La cosa no me estaba resultando bien.

Encontré una analizada (fornicaba con el cerebro y amaba con la vagina), una que tenia problemas conyugales, una "secretaria", una vanidosa, una "recién" separada...

Ahora, como las universitarias... ¡uhhh!.

Sin importar la carrera, con estas féminas no sólo tuve los problemas habituales de la pareja. Hubo un... extra.

Con las anteriores, las peleas serian sólo discusiones relacionadas con sus babosos compañeros de trabajo o algún malentendido por esa mierda con patas que tienen como hermano.

Y serán siempre con palabrotas conocidas y gestos -obscenos- comunes, ¿está claro?.

Bien. Si uno se trinca (la cultura la dejé en la universidad) a una mujer "universitaria" los problemas serán un tanto diferentes.

Primeramente me encontré con que sólo la pude ver mínimamente como p' no olvidarme de su cara. Tuvieron -siempre- q' estudiar para un examen que tenian allá, lejos, en el tiempo y como si fuera poco, estudiaban con un compañerito facha hasta muy tarde (incluso en invierno) y sólo para tener notas inferiores a 3.

En las peleas, se armaban con cálculos, leyes y compuestos químicos (todo vale) que yo desconocia totalmente.

Una que estudiaba Medicina, ansiaba demostrarme todo lo que aprendia sobre el cuerpo humano y su funcionamiento.

En una ocasión en que teniamos un apriete de aquellos, fue capaz de ponerse a explicarme lo que estaba aconteciéndole adentro. Hizo una exposición colorida sobre arterias, vasos capilares y demás cosas tan útiles como antieróticas.

Fue toda una visita guiada.

Volver a entra en tema, después, me llevó un par de semanas.

En una que estudiaba Ingenieria no encontré ningún rasgo romántico. En su universo, los cuerpos son geométricos, las curvas semicirculares y los senos, trigonométricos.

Una que estudiaba Sicologia me dio servicio siquiátrico gratuito. En cada encuentro me iba explicando qués y porqués de cada cosa (por más pava que fuera). Para dar una idea concreta; en el momento que dije basta, ella, muy solícita, me explicó que en realidad estaba exteriorizando un odio latente hacia mi madre.

Ma' si, chupame un...

Una que estudiaba Abogacia, usaba el vocabulario técnico para confundirme (o sacarme de encima). Era una cosa normal que un viernes, telefoneándole, me saliera con: In situ, te aseguro q' no pretendo variar el statu quo. Llamame mañana que, ipso facto, lo charlamos y, ad interim, arreglate como puedas.

No la llamé más. No la vi más. No la soporté más.

Lo fiero de rejuntarse con una mujer que cursaba Filosofia fue superar los momentos en que se descolgaba con sus preguntas raras. Por ahí, en mitad de una batalla carnal, decidia interrumpir el bombeo para mirarme fijo y preguntarme como si estuviera sana: "¿Puede un hombre superar el devenir intelectual de los entes?".

Yo le contesté que si, como si hubiera entendido -y seguido el hilo- más allá de la mitad de la pregunta para seguir dando palos. Pero llegó un momento en que me harté de las interrupciones y la mandé al olvido. A esta observadora y sus entes.

Hubo una que estudiaba Estadísticas. Ahí si que tuve que tener una paciencia de fierro, pq' entender sus complicadas consideraciones de la vida común...

Todo se mueve en base a posibilidades y/o probabilidades.

Un ejemplo:

yo - ¿Cómo te va?.

ella - Mejor de lo que se piensa que me va, no tan mal como podria estar yéndome, pero peor de lo que quisiera que me vaya.

Sin más palabras.

También estuvieron presentes en mi pesadillas; digo... mi vida, las cursantes terciarias no universitarias.

Una futura Maestra Jardinera no soporta que uno no soporte a los nenes.

Y cualquier intento de golpear al querubín con algo contundente -aún en defensa propia- era motivo más que suficiente p' que ella me cortara los dedos. Incluso si la criaturita acababa de colocar pirotecnia en la mecedora de mi abuela, con la vieja ahí; ella no me aceptaria que rete al pibe p' que no vuelva a intentarlo y volar a la pobre anciana.

También tuvieron lo suyo las que cursan Idioma o Pintura. Siempre listas p' reirse de mi pronunciación o indignarse por la combinación del cinto con el canzoncillo. O indignarse por la pronunciación o reirse de mi calzoncillo.

Ahora estoy buscando una mujer que estudie edafologia. Así me será más fácil no prestarle atención a sus comentarios.

 

Diego D. Paraná
 
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