Calculadora

20 de noviembre en 2011

 

CUENTA CLARA - La calculadora

 

En 1642, Blaise Pascal tenia mucho tiempo y energia personal, lo que contribuyó en la creación de una teoria para calcular (casi inmanejable) y un aparato para calcular (casi manejable). El invento generó optimismo en sus científicos contemporáneos, pero fue un pésimo producto comercial. Costaba y pesaba muchas libras.

Esta "maquinación" sumaba, restaba y guardaba los resultados hasta que se inventaran las pantallitas de cristal líquido. Entonces se mostrarian los resultados con números rectos ya que se trata de la expresión final en una ciencia exacta. Combinaba lo práctico y lo estético.

Con las primeras calculadoras se recomendaba usarlas cambiando de mano para no tener brazos de tenista (uno más grueso que el otro), con lo cual se deduce que no sólo tenia un alto costo en la compra sino que costaba trabajo tenerlo también.

De esta primera versión surgieron otras calculadoras que multiplicaban sus funciones y dividian, por ejemplo.

Por ejemplo, dividian a los usuarios en grupos: los que apoyaban la idea de compartir, los que apostaban a que todos tuvieran oportunidad con una individual y los que apostaban sobre el resultado final.

En 1890, el ingeniero estadounidense Herman Hollerith creó una gran máquina para censar la población de E.E. U.U. por medio de electricidad y tarjetas perforadas. Dado que las tarjetas podian resultar chamuscadas por tantas perforaciones eléctricas las cambió por un punzón y una lámina de cartón. Y que la calculadora simplemente sumara esos agujeros en vez de ponerse a contarle a la gente.

Hubo, como en todo invento, impostores que vendian maquinitas más baratas. Pero resultó que estas ofertas no mostraban todo el resultado. Y algunas tenian grabado "resultado aproximado" en cada tarjeta que salia. Incluso hubo denuncias de tarjetas con el membrete "resultado sugerido" y "probablemente".

Las primeras calculadoras "de bolsillo" fueron de Texas Instruments, en 1970.

Si recuerdan la moda de aquel tiempo, verán que los zapatos tenian más suela que a oruga de un carro de asalto, los pantalones tenian una bocamanga tan ancha cada una como la cadera del que lo usaba y los sacos tenian capacidad para un zapato -ya mencionado- en cada bolsillo.

Estas nuevas calculadoras electrónicas andaban 1 kilo... en cada mano, durante una cuadra. Luego se cambiaba de mano.

Se las denominaba transportables debido a que casi ningún adulto se cansaba antes de los cuatrocientos metros llanos. El precio de los modelos aquellos estaba en razón de U$10 cada 100 gramos.

Con el tiempo, la calculadora se achicó en precio y peso hasta que pudo ser incluida en las funciones nuevas de los teléfonos móviles (o celulares) y nos permite:

· sumar

· restar

· multiplicar

· dividir

· ver el resultado en un número pequeñito

Con esto le damos descanso eterno a la regla de cálculo. Que si bien está hecha de buena madera ya está lustrosa de tanto escribir y borrar haciendo cuentas rápidas con el lápiz.

Otra cosa que podemos dejar a un lado (jamás tirarla) es el ábaco. Porque mucho nos costó aprender a usarlo. Tal vez pudiera ser usado como una maraca o una pandereta en los momentos de ocio. Si se rompiera por el abuso, dispondriamos de cuentas para hacer un collar rústico.

La calculadora es la base (fundamental) de la computadora. Tanto así que son sinónimos. Si vieran en detalle el funcionamiento de ambas cosas deducirian que la computadora es una calculadora con una pantalla más grande. Pantalla en la que incluso caben esas fotos privadísimas.

¿O ustedes muestran a todos las imágenes donde están en la playa con una malla de los '80?

 

100 % Diego

(17/11/2011)

 

 (Si, dedicado a vos)

 
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