Tinto

2016.11.29

Tinto

 

Mi relación con la pintura empezó a ser seria cuando aún no llegaba al metro del piso. Mi mamá me dijo

- Podés empezar por la izquierda o la derecha, Dieguito, pero hacelo desde arriba hacia abajo, ¿si?.

Afortunadamente no fue con un color que "saliera" de la naturaleza (¡cual vibrante fruta!) porque era un dormitorio.

¿Por qué la alcoba?. Porque a dicha recámara no pasa todo el mundo. Cualquier herror (así, a lo bestia) quedaba entre cuatro paredes, tapado con un ropero, una cómoda, espejo, ganchos con ropa, etc. Al techo iba otro color.

Mencionaba la ausencia de colores de frutas porque, al ser una habitación de descanso, anaranjado, morado y guinda estaban descartados desde el inicio del proyecto. El rosado también pues yo era varón, como mi hermano.

Mi mamá tenia la costumbre de rotar la ubicación de los ambientes interiores. Con la -muy acertada- excepción del baño. El lavadero y los patios eran externos.

Al color granada lo pongo acá para no resultar empalagoso; además el guinda y el granada son muy parecidos.

Supongo que al granada o granate se lo llama grana como a Francisco se le dice Paco o Pancho. Una cosa de entrecasa.

Creo que el color obispo nació porque después de tantos años como sacerdote, vistiendo de negro, estos religiosos querrian terminar su ¿carrera? con algo más animoso. Esta gente no se jubila, se muere en su oficio.

Comenzaban siendo monaguillos, de blanco con zapatos negros y llegaban, mucho más adelante en el tiempo, ya sacerdotes, de negro con cuello blanco. Y este cuello iba más tapado que billete grande.

Si bien pudiera considerarse al obispo un color sensual para un dormitorio, cuando esa habitación cambiaba para las hijas era lila o violeta y para los hijos era lavanda. Porque los únicos que copulaban con permiso eran mis padres y sólo entre sí, según se decia.

Lavanda sonaba menos femenino y nos recordaba, de paso, que con perfume no se disimulaba el olor a patas. También habia que bañarse. Para el exterior pesaba otro criterio. La pintura debia soportar sol fuerte, humedad penetrante, lluvia alevosa (marzo y octubre) o frio intenso y lucir como si aún no tuviera un mes de puesta.

Si era Siena, quedaba Perú. Si era mocasín, quedaba caqui chorreado por la lluvia ácida, que es tan sucia.

Tampoco es que el mocasín aborigen quedase muy limpio y bonito después de andar a lo indio durante un mes. Tal vez denominarlo madera quedaba muy sueco.

Coral, turquesa o aguamarina eran demasiado vistosos para el frente de una casa suburbana así que uno o dos de esos tres se designaban para las paredes del fondo. La pileta grande: era de lavar.

En donde mi madre se daba el gusto era en la sala y en la cocina, que también intercambiaba: chocolate, salmón o ámbar, que es luminoso.

Volviendo al morado, deriva de la mora oscura (¿frambuesa?) no de la clara, que parece un blanco sucio. Me intriga el origen de ojo morado ya que es el derivado de uva el que suele ponerlo en ese estado.

 

100 % Diego

[2016-12-10]


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