2015MARZO

2015.03.06 La caminata lunar

VIDA DE SOLTERAS

La caminata lunar

Por: Margarita Dundi

 

La Gorda contó en el grupo de WhatsApp, que integramos junto con Naty y Sole, que es muy posible que su novio le haya caminado el lomo con ganas. Hasta bromeó que la piel de su espalda es aguantadora.

Nuestro grupo en WhatsApp bautizado SyD (solteras y desesperadas), que desde hace un tiempo tiene menos comentarios que mi foto de perfil en Facebook, estalló. Todas entendimos que era un chiste. Naty de inmediato puso como ícono del grupo la imagen de Bambi.

Con Sole soltamos emoticones alusivos al tema. Y la propia Gorda adjuntó un fragmento de la canción “El Venao”, interpretada por el cantante dominicano Jean Carlos. Luego nos envió la foto de un astronauta en la luna y agregó: “Mi novio paseando”.

Si uno buscara en el diccionario de la Real Academia Española la frase “caminata lunar” figuraria: “Acto amoroso acometido, de forma desvergonzada, por una persona con otra/s, cuya realización implica necesariamente el desconocimiento de su pareja”. 

En tanto, por “caminar el lomo” deberia encontrarse la siguiente definición: “Acción de engañar a la pareja con terceras personas”. En la jerga no académica se usan expresiones alimenticias: “carnear” o de ferreteria: “te pasaron como alambre caído”.

La sorpresa fue cuando la gorda soltó: “Me parece que mi leoncito estuvo con otra”. No creo que exista tanta necesidad en el mundo, pensé. Sole le preguntó si deliraba. La Gorda es incapaz de adivinar un juego de “Veo Veo” sin ayuda, por lo que todas dudamos.

Expresó que su saliente estuvo distante unos días. Que cuando ella le decia que lo queria, él le contestaba “también”.  Y agregó que el tipo se negó a retomar las prácticas para concebir un hijo y eso que estaba descardada, aclaró sin necesidad.

Sole decretó que a La Gorda le caminaron el lomo con espuelas. Yo tiré una hipótesis pirotécnica: “Se tiró una cañita voladora”. Mientras le dictábamos sentencia de reclusión perpetua al galán, La Gorda aseguró que ya solucionó el problema.

El tipo le apareció con flores y se disculpó por su comportamiento. Al final las mujeres hacemos siempre lo mismo: Colaboramos para que nuestras amigas detesten a nuestras parejas y mientras ellas se enojan, nosotras aprovechamos para perdonarlos.

 

2015.03.09 En busca del Onur argentino

VIDA DE SOLTERAS

En busca del Onur argentino

No importa si es turco, basta que sea millonario. Encontré uno de River.

Por: Margarita Dundi

 

Le conté a La Gorda del tipo que conocí en el bar. “¿Lo agrego o no lo agrego a Facebook?”, le solté. Me pidió que no me hiciera la Mirtha Legrand y que lo hablara. Le dije que esperaria un tiempo porque la ruptura con Fran es reciente. Después recordé que soy soltera y lo sumé a Facebook.

Manuel, el tipo del bar, aceptó mi amistad al segundo y me escribió que estaba seguro de que yo lo contactaria. “Ni que fuera Onur de Las mil y una noches”, pensé. En ese momento deliré con la historia de la novela y me propuse actuar como Sherezade para enganchar un millonario que se quiera casar.

Tras saludarlo, le pedí prestado 300 pesos para castrar a Juan Domingo, mi perro peronista. Le recalqué varias veces que es como mi hijo. Manuel enunció que recién nos conocíamos, que le resultaba extraña la situación.

Mientras conversábamos, le hurgué su perfil en Facebook. Aparecia con una remera de River. “Millonario es”, me entusiasmé. Le aclaré que el dueño anterior no quiso ayudarme, a pesar de tener una buena posición económica. Todo para que fuera como Don Burjan. Su primera reacción fue onurezca: me negó el dinero. Cambié de tema y le pregunté si le interesaban la arquitectura y los caballos. Especificó que a veces hace trabajos de albañileria en su casa y que le gustan las palomas. Le consulté si viajaria al Gran Bazar en Estambul y me contó que su mamá organiza reuniones de tupper.

Aproveché y averigüé si la madre lo cela, para saber si voy a toparme con una Feride o no. Expuso que la madre siempre aceptó a sus novias. “Es como la tía de Onur”, analicé. Yo le inventé que ayudo a mi tía con dinero y que un par de veces cuidé de su salud, como hace Sherezade.

Para evitar problemas, indagué si tiene un socio. No quiero que más adelante aparezca un Kerem. Me detalló que con un amigo comparten un billete de loteria a fin de año. Le consulté si al amigo le simpatizan los barcos. Me dijo que ni siquiera sabe nadar.

Antes de que el tema de Juan Domingo se dilatara, lo retomé. Manuel alegó que estaba crocante de seco, pero que me acompañaba a un centro gratuito de castración. Si bien yo esperaba una contrapropuesta como hizo Onur, me agradó su solución. El único problema es que mi perro ya está operado.

 

2015.03.09 Le temo más a las salas de espera que al dentista

VIDA DE SOLTERAS

Le temo más a las salas de espera que al dentista

Por: Margarita Dundi

 

Eran las cinco de la mañana y una de mis muelas se declaró en rebeldia. Me abracé fuerte al insomnio. A las ocho de la mañana le caí a Graciela, mi dentista. Aparecí como las visitas inesperadas, sin avisar y con hambre.

Greis me aclaró que deberia esperarla porque tenia todos los turnos dados. Me senté en el sillón más acolchonado que habia. El sillón tenia botoncitos en el respaldar. Luego averigüé que a los botoncitos que juntan mugre, pero que lucen bien, se les llama capitoné.

De a poco llegó más gente al consultorio. Al lado mío se sentó una mujer con su hija, una tal Barby. Calculo que se escribe como la muñeca. La niña habrá tenido unos diez años.

La mujer no alcanzó a sacarse la cartera del hombro que Greis la llamó. Barby permaneció en el sillón la hora y media que duró el tratamiento de conducto de la madre. La nena estuvo callada unos minutos y luego nombró a Norita Andrada.

Hasta aquel día yo no habia escuchado de Norita, ni de sus gustos, ni de sus tratos, nada. Hoy conozco tanto de ella como de La Gorda. Norita es la “nueva” en el grado de Barby. “Es piola y tiene de todo”, me contó.

Parece que en la mochila lleva dos cartucheras: una doble repleta de colores y fibras y otra auxiliar de lata. Barby tiene una cartuchera de tela que heredó de su prima y sólo tiene una lapicera azul y crayones baratos. Tiene una mamá imitación como la mía.

Las “mamás imitación” son las que buscan las segundas marcas. Jamás compran los sacapuntas con formas extrañas, aparecen con esos de metal que bien podrian ser considerados como armas blancas.

A la hora y pico, mi muela se encaminaba al paro general y la mamá de Barby ni se asomaba. “El primer día de clase Norita apareció con gaseosas y una torta para todos”, sumó Barby. Yo no aguantaba la molestia y el tipo, sentado en el otro extremo de la sala de espera, que se sonaba la nariz cada diez segundos, no colaboraba.

Le exigí a la secretaria atención médica. Presumí la credencial de la obra social y estuve cerca de proclamar: “¿Mi plata no vale?". En efecto, mi plata no valía. Ya no trabajan con mi obra social. Busqué la salida y saludé de lejos a Barby, que ya conversaba con su mamá. Mi obra social me salvó de Norita Andrada.

 

2015.03.16 Las injusticias de la vida

VIDA DE SOLTERAS

Las injusticias de la vida

Por: Margarita Dundi

 

Hay nueve situaciones que sufrimos en algún momento y que no son justas. Mi primo Andrés dice que la injusticia más grande es que la policia no le haga una alcoholemia cuando no bebió alcohol. Para mí hay otras esenciales:

1 - Que la mucama cambie el jabón del hotel después de lograr que haga espuma. Si parás en algún hotel, uno de los mayores contratiempos es que el jabón es berreta. Lo frotás y no se degrada. Después de usarlo un par de veces, el jabón cede. Al día siguiente lo reemplazan.

2 - Agarrar el matamoscas y que las moscas desaparezcan. La mosca es perceptiva, huele la muerte. La mosca se posa en todos los alimentos, incluso, en uno mismo. Pero cuando buscás el matamoscas, la mosca se esfuma y cuando lo largás, regresan.

3 - Ser el único que sale con los ojos cerrados en una foto. De seguro, esa es la imagen que eligen para subir en Facebook o encabezar el álbum de fotos de ese evento.

4 - Cambiarse de fila y que la antigua circule más rápido que la nueva. Uno observa el comportamiento de todas las filas hasta determinar la más eficaz. Cuando te mudás, tu antigua fila comienza a avanzar más rápido de lo que lo hacía.

5 - Pedir tres gustos de helado y que el heladero ponga menos cantidad del sabor que más te gusta. Los  heladeros tienen un radar para captar los sabores que más te agradan y colocar menos de ese en el pote.

6 - Que te guste el amigo/a de la persona que te quieren presentar. No tenés oportunidad de levantarte a la persona que te interesa. Primero porque no queda bien y segundo porque el que te gusta, no herirá los sentimientos de su amigo/a.

7 - Sentarse cerca del baño en un casamiento. Pagás la tarjeta con anticipación, te comprás ropa y zapatos, invitás a un acompañante y cuando llegás al salón te sientan en la mesa cerca del baño. A partir de las tres de la mañana, escuchás sonidos por lo que no pagaste.

8 - Salir retrasado a una cita y conducir detrás de un automóvil que circula lento. Ese trayecto es interminable. Sentís que el otro conductor sabe que llegás tarde y que te lo está haciendo a propósito.

9 - Ser el último en enterarse que tu pareja te engaña. Esta es la mayor injusticia porque todos saben quien es el amante de tu pareja e imaginan más o menos desde qué fecha te es infiel, pero vos no tenés idea.

 

2015.03.20 El sueño de ser botinera

VIDA DE SOLTERAS

El sueño de ser botinera

Me voy acercando a un futbolista. ¿Importa si sólo juega con amigos?.

Por: Margarita Dundi

 

Lo llamé siete veces. Seis eran insuficientes. Manuel no me respondió. Pero al séptimo contacto, me envió un WhatsApp que decia: "¿Qué querés?”. Le comenté que solucioné lo de mi perro e indagué si tenia planes para la noche. A la hora me dijo que tenia un partido de fútbol.

Lo imaginé entrenando sin descanso, simulando una lesión mayor a la recibida y escupiendo hacia los costados antes de patear la pelota. Sin embargo, Manuel es el director técnico. ¡Las botineras existen, pero las tecniqueras no!.

A las dos horas me escribió: “Ganamos”. “Todo triunfo que no se vincule con la loteria no me interesa”, le contesté.  La frase: “Te invito a comer a casa mañana para festejar”, cambió las cosas. Me pidió que llevara a una amiga para presentársela a un conocido. La comprometí a La Gorda.

Me calcé un pantalón de gabardina color chocolate, dos talles menos, para que se me marcara todo. Hasta la rodilla pasó bien, pero se trabó en la cadera. Me esparcí talco en la zona para que la tela se deslizara, retuve la respiración y cerré el cierre.

Cuando tocamos el timbre de la casa, se encendió una luz externa. La Gorda señaló mi pantalón y me preguntó si me habia apoyado en alguna pared. Se habia traspasado el talco. Me sacudí hasta que Manuel abrió la puerta. Le expliqué que tenia un calambre.

Entramos al monoambiente. Escuché la cadena del baño y vi que un tipo se subia la bragueta mientras se nos acercaba. Era Pircucho Menghi, amigo del hippie con el que salí el año pasado. “Torre, ella se atracaba a Charly”, gritó. Manuel no indagó detalles, al menos en ese momento.

Me senté y percibí un tirón en el pantalón. Le consulté a La Gorda por WhatsApp si tenia aguja e hilo porque se me habia roto el pantalón. Ella lo contó en voz alta. Pircucho no dejaba de reirse. Torre me prestó el pantalón de frisa que usaba cuando nos conocimos.

Mientras comia, La Gorda cosia mi pantalón. Yo transpiraba por la frisa y por el comentario de Charly. Torre hablaba de Perón y de “La Mona” Jiménez. Pircucho juraba que estaba bien de piernas y que si alguien le queria pegar, no lo alcanzaria. Antes de irnos, Torre me susurró que le gusto.

 

2015.03.26 Relaciones formales Vs relaciones informales

VIDA DE SOLTERAS

Relaciones formales Vs relaciones informales

Me voy acercando a un futbolista. ¿Importa si sólo juega con amigos?.

Por: Margarita Dundi

 

El estado civil determina qué actividades podemos hacer y cuándo. Los esposos y los novios consagrados tienen la potestad para comprarle regalos a sus enamorados. Los salientes no pueden por dos motivos: primero porque su “peor es nada” se sentiria invadido y segundo porque desconocen sus gustos.

Los novios fijos concurren a los cumpleaños de sus parejas, incluidos los festejos familiares. Además se fotografian con todos los invitados y critican a los asistentes. También gozan del privilegio de ser etiquetados en las fotos de Facebook; pueden comentar las imágenes y poner “me gusta”.

Los amantes y los salientes ocasionales o recientes sólo observan las fotos del evento por Facebook. No conocen a la mayoria de las personas que integran la fotografia y tienen vedados los comentarios. Mucho menos conversan con los parientes de su saliente.

Los amantes tienen prohibido tomarse de la mano o caminar abrazados en la calle. Tampoco comparten una merienda en el patio de comidas de un shopping un domingo. Sus citas son “indoor”. Ya dije muchas veces que los domingos son para los noviazgos estables. Son para descansar y para noviar.

Los amantes o los salientes ocasionales o recientes salen a la noche o la madrugada. Es común que abandonen a las cinco de la mañana departamentos o casas para que el sol y los vecinos no los escrachen. Los novios oficiales no tienen horario. Actúan con la impunidad que les otorga el compromiso.

Los novios asisten acompañados a cuanto casamiento surja. Mientras que los salientes informales apenas son advertidos de la existencia del evento. Los novios aprecian su nombre escrito junto al de su pareja en la invitación. Hasta regresan del casamiento con un souvenir.

Los amantes no frecuentan ningún estreno cinematográfico. Pero son los verdaderos dueños de los encuentros pasionales entre cuatro paredes. Los amantes desconocen los compromisos familiares y los problemas de su amado. Asimismo no saben de lagañas, pelos despeinados y ruidos que emergen tras la digestión.

Si bien los amantes o salientes no oficializados disfrutan de lo mejor del otro, lo hacen a escondidas. ¡Prefiero acceder a todos los defectos de mi pareja (incluidos sus ruidos y su familia) pero que sea en público!.

 

2015.03.31 Más de lo que viví en la primera cita con Torre

VIDA DE SOLTERAS

Más de lo que viví en la primera cita con Torre

Por: Margarita Dundi

 

No les conté todo lo que pasó cuando fuimos con La Gorda a comer a lo de Torre. Primero me costó convencerla para que me acompañara. Se negó hasta que la amenacé con difundir que la encontré varias veces fumando con el portero, en el baño del colegio secundario. Al final, aceptó.

En el taxi, me sermoneó como si fuera mi mamá. Primero me aclaró que no conocíamos a Torre y menos al amigo para ir a su casa. Después me acusó de usar un pantalón muy apretado (nada sugerente) y de pintarme como una puerta.

Cuando nos bajamos del taxi, pagó ella ya que yo no podia sacar dinero del bolsillo porque el esmalte de mis uñas seguia húmedo. Toqué el timbre varias veces, pero como no sonaba, lo presioné con fuerza y lo trabé. Torre lo desconectó para poder pensar.

Entramos de a una a la vez porque la puerta del departamento era angosta. Un televisor de 20 pulgadas, sostenido por una mesa azul con ruedas, separaba el dormitorio de la cocina-comedor. Alcancé a ver que la cama era de una plaza, de caño y de color azul. El pantalón de frisa estaba sobre el cubrecama.

Torre preparó asado en una parrilla eléctrica dispuesta en la cocina. Un puesto de choripán en la calle produce menos humo. No habia ensaladas, porque dijo que el asado se come solo. Colocó una jarra con jugo de naranja en la mesa, dos sidras (una sin alcohol) y un sifón de soda.

Después que el pantalón se me rompió, me calcé el pantalón de frisa de Torre. Por más que me abaniqué con una revista, no dejé de transpirar hasta que nos fuimos. Pircucho me decia que al menos así, no se me veian las piernas. Pero no solo eso, le advirtió a Torre que me gusta jugar a dos puntas.

 

 
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