2014MARZO

2014.03.05 La Dundi trae más amigas y más problemas

VIDA DE SOLTERAS

La Dundi trae más amigas y más problemas

Cómo reaccionar ante una pelea intra grupal.

Por: Margarita Dundi

 

Cuando hay un conflicto intragrupal con tus amigas, todo toma otro matiz. El enojo se amplifica y emergen rencillas que se matizaron con el tiempo. Desde la pelea del viernes pasado, nuestro grupo se subdividió. Naty y La Gorda por su lado y Sole y yo por el otro.

“Parece que Naty y La Gorda están muy amigas” me comentó mi mamá hoy. Esto le aclaró la madre de La Gorda cuando se cruzaron en el super. Yo olvidé comprar las servilletas que ella me encargó, así que también discutí con mi vieja porque tomó el desliz como una falta en la que deberia intervenir el Tribunal de la Haya.

Hoy merendamos con Sole y las destrozamos, tal y como ellas deben hacer con nosotras. Nos reimos de una anécdota de Naty; invitó a un tipo al cine y apenas se sentaron, le prohibió hablar porque la película le gustaba mucho. ¡Una locura!. Además se rehusó a que él pagara porque ella también era una persona económicamente activa.

También evocamos la vez que La Gorda dejó su número de teléfono en una radio para que lo dijeran al aire y la llamaran. Estaba más sola que yo para el Día de los enamorados. Lo más gracioso es que la contactó un ex novio, uno al que le habia dicho que estaba casada. Aun así, aceptó salir con él. ¡Una perdedora!. Repetimos en voz alta.

"¿Te acordás cuando Hernán nos preparó la cena en el camping?" aludió Sole. El tipo hasta habia puesto sobre la mesa improvisada de troncos, un mantel. Tenia todo listo para sorprender a La Gorda. Quedaron pocos centímetros del mantel libres de la potente salsa roja de los tallarines.

Después de comer, nosotras, a excepción de Naty que no levanta los platos de la mesa porque es una actividad históricamente asignada a las mujeres por machismo, acomodamos los platos. En eso, Hernán agarró el hasta por aquel entonces mantel, lo sacudió y lo regresó a la soga común de donde la habia sacado. Entre todas tuvimos que pagarle al dueño, una sábana nueva.

“Lo peor de todo es que La Gorda aún vive con la madre”, se despachó Sole. Y agregó: “Tiene cuarenta años, celulitis y adiposidad acumulada, un chapante que conoció en un bazar en medio de unos tuppers de oferta y una madre que la condena cuando no gana la loteria”.

“Sole, yo vivo con mis padres. Sobre todo con la mujer que me acusa de incumplimiento de las funciones públicas de hija al no hacer las compras.” mencioné. “Vos también estás grande para vivir con tu vieja” aclaró. “No podés ser hija-dependiente toda la vida” sumó. También me enojé con ella, así que ahora no hablo con ninguna de mis amigas.

 

2014.03.10 ¿Por qué perdonamos más rápido a los novios que a las amigas?

VIDA DE SOLTERAS

¿Por qué perdonamos más rápido a los novios que a las amigas?

La vida se trata de tomar decisiones... pero que sean buenas, che.

Por: Margarita Dundi

 

Si un chapante no contesta los mensajes de texto que le enviás o no aparece, nos enojamos. Lo mismo ocurre cuando una amiga te deja plantada en una salida pactada o te abandona porque está “casada” con su novio. A pesar de ser cuestiones similares, la vara con la que se mide cada asunto varía. A un tipo se le perdona antes que a una amiga.

Naty intentó un acercamiento conmigo. Me dejó en casa una tijera de regalo para que cortara mis corpiños y me uniera a su causa pro-liberación femenina. Mi papá recibió el recado y -conociéndola- seguro que intentó sumarlo a la causa, pero él no entendió. Me transmitió como novedad que Naty quiere ser costurera.

La llamé y me solidaricé con su iniciativa semanal, aunque le aseguré que al push up (o plush up, como dice mi mamá) no lo abandono por nada. “Se me cae todo, no puedo”, le describí para que me entendiera. “Lo uso por dignidad pública”, expuse. Me entendió y nos amigamos.

Después de tantos días, no recuerdo bien el motivo de mi enojo y menos el de las chicas. Supongo que a ellas les ocurre lo mismo. El mismo día de nuestra pelea, La Gorda también se distanció con su peor es nada porque, cuando caminan en la calle, él no la agarra de la mano y tampoco la besa en la boca. Si fuera ella, tampoco lo haria por el qué dirán. Porque es feo que te cataloguen de bichera.

Esta información no la sé por ella, si no por mi vieja. Nuestras respectivas madres acostumbran intercambiar datos cuando hacen las compras. Se cruzaron en la góndola de los enlatados y es de público conocimiento que ambas recorren las latas para confirmar que no estén abolladas. Mi vieja compró diez latas, por lo que -estimo- conversaron bastante.

Ambas disputas se originaron el 14 de febrero. Dos días después,  La Gorda ya habia perdonado a su chapante.

“El tipo fue a la casa, le regaló flores y le dedicó un poema en Facebook”, enumeró mi mamá. Mi mamá es como una WikiLeaks con patas. “MamiLeaks” la apodé con cariño aunque ella crea lo contrario (tiene razón).

Con La Gorda seguimos sin hablarnos. Extraño verla desencajada porque no hace una línea en la loteria o escucharla convertir todo lo que nos pasa en números para jugar a la quiniela. Cuando le conté que Roberto roba la señal de Wi Fi en los bares durante horas, murmuró: “El 89, la rata”. Jugó el número, pero no ganó.

Yo le perdoné, al menos en principio, a Juan Carlos que me obligara a cocinar con su mamá. ¿Cómo no la voy a perdonar a La Gorda?. Además le quiero contar que el tipo de los sahumerios me invitó a Capilla del Monte. Esta noche le llamo.

 

2014.03.13 La amiga de La Dundi encontró chapante

VIDA DE SOLTERAS

La amiga de La Dundi encontró chapante

La que puede, puede y la que no... mira.

Por: Margarita Dundi

 

“Conocí al amor de mi vida. Hasta me podría casar”, me confesó Naty esta mañana. Pasó por casa para contarme la novedad y para que le devolviera la tijera que me regaló la semana pasada. Parece que encontró a alguien que sí la usará para romper sus corpiños. Yo ya la habia dispuesto en una caja para re-regalarla en cuanto surgiera la posibilidad.

Le exigí que no fuera discreta y que hablara cuanto pudiese sobre el tipo. Se negó porque estaba apurada. "A la noche nos vemos en lo de Sole o le pido a mi mamá que te cuente cómo conoció a mi viejo", la amenacé. Aceptó. Sabe bien que mi mamá no es una persona que entienda el significado de la palabra resumir.

La "texteé" (como dice Roberto) a Sole. A veces es inevitable hablar como tu chapante. En un momento te mimetizás; incluso cuando el tiempo de exposición al sujeto es breve. Le notifiqué que a las 21:00 nos juntábamos en su casa. Ella se desayunó con la idea porque no sabía nada, pero al enterarse del tema de conversación, no lo dudó.

Llegué a las 21:00 para agarrar el comienzo de la novela. A las diez estábamos las cuatro: Sole, La Gorda, Naty y yo. Nos sentamos a la mesa y mientras tratábamos de comer las empanadas de humita que habia preparado Sole, invadimos a Naty con las miradas. Como no funcionó, agarré mi celular y la persuadí: o hablás o la llamo. Funcionó.

"Tiene barba poblada", contó Naty. Yo imaginé que cuando come, los restos de los alimentos se acumulan en la barba durante días hasta que lo advierte; igual sonreí.

Naty repartia en la plaza, junto con unas compañeras, unos folletos con reivindicaciones feministas y el tipo se le acercó. Le comentó que participa activamente de un grupo marxista. No me acuerdo qué ideas defiende o contra qué se opone, pero de seguro ella adhiere. Ella siempre se solidariza con alguna causa.

"¿A qué se dedica?. ¿Qué piensa del matrimonio?" cuestionó Sole. Naty le respondió que no tocaron el tema. “Hablando de casamiento, tengo unas muestras de telas para los manteles que voy a usar en la fiesta”, interrumpió Sole. El interrogatorio cesó hasta que cada una eligió una muestra.

El seudo “Che” la invitó a un festival; es el sábado a la tarde. Ella le confirmó su asistencia y la nuestra antes de preguntarnos. Es un encuentro solidario o una protesta, se me confunde porque estaba mirando los avances de la novela. Como es gratis le avisé a Roberto, pero como no puede, voy con Charly.

 

2014.03.21 Cuando tus amigas te quieren ver casada...

VIDA DE SOLTERAS

Margarita busca novio

Cuando tus amigas te quieren ver casada...

Tu chapante te compra un ramo y ellas ya se agolpan para agarar el ramo.

Por: Margarita Dundi

 

Acompañamos a Naty a un recital para que se encontrara con un futuro chapante. Ellos se conocieron en una plaza. La descripción que Naty hizo del tipo fue exacta. Afecto a la barba, situación que podria convertirlo en un impulsor de la desaparición de las máquinas de afeitar y afines. Bajo, casi tanto como mi autoestima.

El tipo gritó y cantó hasta los números de la loteria. Habló casi tanto como mi vieja (un tercio menos de lo que ella hubiera conversando en el mismo tiempo). También galanteó con nosotras; se pagó un pancho para cada una. Nos deslumbró. Todas le dimos el visto bueno y yo en particular porque anhelo una fiesta de casamiento para destrozar la mesa dulce.

Hay tres cosas fundamentales en un casamiento: la mesa dulce que debe ser generosa, el ramo de flores que despacha la novia y -fundamentalmente- los amigos solteros del novio. Apoderarse del ramo no es una tarea sencilla y debe ser evaluada de forma estratégica según el estado civil de la interesada.

El ramo es en sí mismo un mecanismo de presión. Si lo capturás y estás en pareja, no hay nada más que hablar. En cambio, si estás sola, pelear por el ramo puede ser contraproducente ya que los tipos solteros se sentirán intimidados por la actitud y buscarán a otra menos desesperada.

El que también asistió al encuentro fue Charly. Llegó más tarde que nosotras. Me saludó con un breve beso en la boca; fue el primero que nos dimos. Me sorprendió, yo le insinué mi mejilla derecha, pero se balanceó y me chapó. No le dije nada en ese momento y menos cuando me tomó la mano. Estuvimos pegoteados durante toda la tarde.

No estoy acostumbrada a que un hombre me acompañe, así que en cuanto podia, me escabullia de él y me agrupaba con las chicas. “Me agarra de la mano todo el tiempo”, les conté. Las chicas se reian, a excepción de La Gorda que no consigue que su chapante haga lo mismo. “Me parece que agarraste el ramo”, me susurró Sole.

Sonreí.

Charly se destacó y no sólo por su pantalón tricolor de rayas verticales y su buzo anaranjado; tampoco fue su collar de dientes. Pagó una gaseosa de las grandes para todos y no utilizó ningún descuento. Además ni se le ocurrió comparar el pancho que compró con el que hubiese hecho su mamá.

Hasta ahora no descubrí qué motivó el recital. No se si fue la defensa del choripán con chimichurri o la abolición de la depilación (ojalá). Lo importante es que Naty se enamoró, que Sole está contenta porque piensa que me voy a casar y que yo estoy más cerca de viajar con Charly a Capilla del Monte.

 

 
ya hubo 45 visitantes (60 clics a subpáginas) pasando por este sitio.
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis