2013NOVIEMBRE

2013.11.18 Hacer “guardia” en Facebook

VIDA DE SOLTERAS

Hacer “guardia” en Facebook

Cuando sus "Me gusta" se vuelven una cuestión de Estado.

Por: Margarita Dundi

 

Finalmente y cuando ya no lo ansiaba, Juan Carlos me llamó y prometió sorprenderme en Facebook. Me dijo que habia encontrado una imagen que asoció conmigo. ¿Será una promoción de depilación definitiva?, me pregunté. "Decime qué es", lo apuré. Él se hizo el distraido como con los restos de comida que deja entre sus dientes y no me contestó.

"Subo la foto directamente en Facebook y te etiqueto para que todos la vean, aclaró. Contame, sabés que soy ansiosa", le argumenté. En realidad lo que yo no queria es que Roberto, mi nuevo galán, se enterara que tengo otro “peor es nada”. Hay que tener varias velas encendidas, más en estos días en que la luz se corta seguido.

"En cuanto pueda publico la foto", insistió. ¿Qué imagen le hizo acordarse de mí?. Espero que sea una de Pamela Anderson cuando grababa el programa Baywatch. ¿A quién quiero engañar?. Ni el color rojo de la malla me queda igual. Necesitaria al menos tres vidas para tener las mismas pestañas y ni hablar del resto.

¿Y si me etiqueta en una foto que tenga una frase romántica?. Una de esas en las que aparece un gatito de fondo o sobre el color rosa. Quizás aproveche la oportunidad para declararse, pensé. El problema es que Roberto ya me dijo que pasaremos los próximos 30 años juntos y no me quiero separar antes de casarme.

Le conté a la Gorda y le dije que estuviera expectante de mi perfil. "Me voy a tomar unos mates con Cloroformo al gym y no tengo internet en el celular", le expliqué. "No te hagas drama, voy a estar jugando con mi mamá toda la tarde al Candy Crush", me aseguró.

Volví del gym, la llamé a la Gorda y me contó que no habia noticias. Abrí la sesión de Facebook y me puse a esperar. Juan Carlos ni se conectaba para chatear ni me etiquetaba. Lo odié una vez más, como cuando confundió mi teléfono con el de la rotiseria y me encargó una pizza con poca mozzarella.

En eso vi que en las notificaciones (sector superior izquierdo de la página) apareció una señal en rojo con el número 1. Si, alguien me habia etiquetado. Tras un simple clic descubrí que se trataba de un centro de estética que ofrece tratamientos de depilación definitiva ¿Era un mensaje subliminal?. Si me apareciera el genio de la lámpara de Aladino, le pediria no tener que depilarme y que la malla me quede igual que a Pamela Anderson.

También me enteré de otra cosa. Vi a Sole etiquetada en una foto. Estaba apretujada contra una pared por el amigo del novio de Lidia, a quien conocimos mientras investigamos un engaño amoroso. La pared me resultó más familiar que el tipo. Sobre esa pared chapé durante años. Era un rincón del boliche “El emporio de los pasos”.

Antes de desconectarme apareció una nueva notificación y esa sí era de Juan Carlos. Encima de la foto decia: “Mi mamá y yo”. En la imagen habia una mujer con un nene en brazos. Además Juan Carlos comentó: “Dundi sos igual a ella”. Es definitivo -o al menos por esta semana- Juan Carlos está descartado.

 

2013.11.21 El "paga tragos" mata galán

VIDA DE SOLTERAS

El "paga tragos" mata galán

Ese momento oscuro de la noche en el que llega la cuenta.

Por: Margarita Dundi

 

Naty cumplió años y tras una velada en su casa repleta de sus primos menores de ocho años y chizitos en el pelo, salimos a bailar. Se le ocurrió a Sole volver al que alguna vez fuera nuestro segundo hogar: El emporio de los pasos. ¡Si habré chapado contra esas paredes pintadas de verde manzana devenidas a menos!

Una vez chapé en la puerta del baño de mujeres. El ingreso al baño de hombres era contiguo, sólo bastaba estirar el cuello para meterse con la mirada en el interior. Alguna que otra vez me sorprendí de lo que vi y hasta me previno de decepciones.

Aquel beso fue maravilloso. Yo estaba mirando las líneas de los cerámicos cuando él paso rápido por mi lado y me rozó el hombro. Se detuvo, regresó hasta donde yo estaba y sin mediar palabra, se acercó y me besó. Nunca fui la más difícil de todas, así que me dejé llevar por el momento. Luego, él siguió su camino y no lo volví a ver.

Escuché que lo llamaron John. No supe si el nombre se escribia con “h”. Ojalá me hubiera pedido el teléfono fijo de casa. Solia llevar varios papelitos con el número escrito. En general, volvia sin entregarlos.

Esta vez, con más hervores encima que en aquellos años, llegamos al Emporio dispuestas a todo. Sobre todo a traspasar la barrera de las tres de la mañana. Estábamos con Naty y Sole al salto por un bizcocho. A cualquier tipo que pasaba le encontrábamos algo bueno. Cuando no era la altura era la sonrisa, las manos o hasta las pestañas.

Me acerqué a la barra para comprar un daikiri de frutilla para Naty y para mí con los últimos billetes que sobrevivian en mi billetera. Yo no quiero nada, aclaró Sole. Al rato la vi con un trago en la mano y charlando con un tipo, que me enteré después, era oriundo de Chubut.

Sole se acercó y me dijo: “Dundi, lo importante acá es que los tipos te paguen lo que consumís”. El chubutense sacó cien pesos de la billetera -quizás lo único que tenia- y le regaló otra bebida. "Te voy a dar unos consejos para que la fórmula tomás vos y paga él, funcione", me aclaró.

Primero debés ubicarte cerca de la barra para que el tipo no tenga excusas de espacio. Y fundamental: cuando él te ofrezca tomar de su vaso, le tenés que decir que preferís otra cosa. Eso representa 68% de la tarea, me adoctrinó. Naty escuchó eso y emprendió su retirada del lugar, no sin antes proclamar que las mujeres se autofinancian.

Me acerqué al chubutense, casi le podia hacer un examen de alcoholemia. Él me insinuó su vaso. Me lo acercó hasta la boca y yo lo rechacé. “Sea lo que sea que estés tomando, no me gusta”, le aclaré. “Pedí lo que quieras, yo te invito”, presumió.

Sole también aceptó la propuesta del sureño y encargó otro aperitivo. En ese momento, con la copa en mi mano saboreé el éxito. La sensación fue breve. El barman me tocó el hombro y me inquirió: “Flaca, lo tuyo son $ 70 y lo de tu amiga 90”. Miré hacia los costados y el tipo no estaba. Sole tampoco. Junto con mi dignidad se fueron mis ahorros para empezar las sesiones de depilación definitiva.

 

 
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