2015ENERO

2015.01.06 Un año nuevo inolvidable

VIDA DE SOLTERAS

Un año nuevo inolvidable

Por: Margarita Dundi

 

El año pasado recibí con mi familia el 2014 en casa, pero esta vez fuimos a lo de mi tía Pascuala porque nos acusó de obviarla para los festejos. Lo bueno es que no limpié nada ni preparé la salsa del vitel toné. Lo malo fue que me amoldé a su forma de celebrar.

Mi tía dispuso en el patio un tablón con platos frios para que cada uno de nosotros se sirviera. Ella no quiere que nadie cocine la noche del 31. En cuanto escucha que alguien habla de prender la hornalla, salta con los derechos de los trabajadores.

A las 23 no habíamos comido porque mi tío Pepe siempre llega tarde. Cuando nadie me observaba, me mandé un rollo de jamón cocido sujeto con una aceituna. Mi tía me censuró con la vista, igual que la maestra cuando encuentra copiando a un alumno. A eso de las 23:20 ya estábamos todos.

A las 23:30 nos agarró el apuro y largamos con la comida. Me hundí en el vitel toné, cuya salsa parecia cera depilatoria usada. Por la hora, mezclé la entrada con el plato principal y cuando quise repetir, mi tía irrumpió con la sidra para brindar.

A las doce menos diez, Pascuala prendió la radio para escuchar la hora porque desconfiaba de nuestros relojes. Mis primos aprovecharon la distracción y cuando levanté la vista advertí que estaban en el techo con una botella de vino vacia para tirar cañitas voladoras. Supuse que la noche mejoraria con el espectáculo de fuegos artificiales. A las 12 nos apresuramos para salir a la calle y apreciarlos, pero Pascuala se opuso. Dijo que podian haber balas perdidas. Recién 12:15 nos abrió la puerta. Ni siquiera vi una estrella fugaz.

Cuando volvimos al patio, mi tía ya habia reemplazado las bandejas con la cena por compoteras con trozos de pan dulce, garrapiñada y turrón. Para los osados, hubo helado dietético y su famosa ensalada de frutas. Destacada porque tiene más pepas de naranja que jugo.

A la 01:30 llegué a casa y me calcé el pijama. Me senté en frente de la heladera y la ataqué. En eso sentí que mi celular sonó; era Fran. Me llamó para desearme un feliz año nuevo. Auguró un renacimiento de mi alma o algo así. También bromeó que en 2015 nos casamos. No le di bola, en ese momento solamente queria comer.

 

2015.01.07 Lo que vale es ser el primero en algo

VIDA DE SOLTERAS

Lo que vale es ser el primero en algo

Por: Margarita Dundi

 

Apenas transcurren algunos días del nuevo año, la gente busca destacarse en algún aspecto. Es como si se impulsara un “ranking de los primeros”. Están los que anuncian su casamiento, los que traerán al mundo vidas nuevas y los que se separarán de sus parejas.

Todos felicitamos al que confirma que abandonará la casa de sus padres y a los que consiguieron cambiar su empleo actual por uno mejor. Los turistas también se pelean para iniciar la temporada estival. Y los noticieros se desviven para mostrarlos llenos de regalos.

Una vez mi viejo intentó llegar a Mar del Plata el primero de Enero. No me acuerdo el año, pero yo aún jugaba con muñecas. A mi papá se le habia metido en la cabeza que como ya habia tenido una hija, plantado un árbol y jamás escribiria un libro, tenia que arribar a “La Feliz” antes que otra persona.

Lo arrastró a mi tío Pepe -quien sin pesarlo- aceptó. Partimos en dos autos. Viajar en auto antes no era placentero. El aire acondicionado no existia, la heladera conservadora tenia más beneficios que cualquiera; no la tenias que tocar, ella era la única cómoda y fresca.

Los derechos de los niños tampoco importaban. Cuando decias que necesitabas ir al baño, tenias sed o requerias el tiempo exacto de llegada, te pedian silencio. El trayecto era interminable. A lo sumo se desataba el fervor cuando cantábamos: “Vamos de paseo pi pi pi, en un auto feo pi pi pi”.

Esas vacaciones no sólo fueron inolvidables porque no nos detuvimos a festejar el Año Nuevo para no perder tiempo y porque no fuimos los primeros en arribar a Mar del Plata (nos ganaron unos mendocinos), sino porque nos acompañó Miguel.

Miguel era un chancho. Después de varios kilómetros el chancho perdió el anonimato y lo bautizamos. El pobre fue en el baul durante todo el viaje con la puerta entreabierta. Mi papá paraba cada dos horas para tirarle agua. Esto no ocurriria hoy porque sabemos que los animales sufren, pero antes era común.

Cuando pisamos Mar del Plata nos enteramos que nos habian superado los mendocinos. Mi papá se llevó las manos a la cabeza y dijo que hubiese sido más fácil escribir un libro. Mi tío lo abrazó; yo lloré. Cuando volvimos al auto Miguel no estaba. Nunca supimos qué pasó con él.

 

2015.01.07 Un año nuevo inolvidable

VIDA DE SOLTERAS

Un año nuevo inolvidable

Por: Margarita Dundi

 

El año pasado recibí con mi familia el 2014 en casa, pero esta vez fuimos a lo de mi tía Pascuala porque nos acusó de obviarla para los festejos. Lo bueno es que no limpié nada ni preparé la salsa del vitel toné. Lo malo fue que me amoldé a su forma de celebrar.

Mi tía dispuso en el patio un tablón con platos frios para que cada uno de nosotros se sirviera. Ella no quiere que nadie cocine la noche del 31. En cuanto escucha que alguien habla de prender la hornalla, salta con los derechos de los trabajadores.

A las 23 no habíamos comido porque mi tío Pepe siempre llega tarde. Cuando nadie me observaba, me mandé un rollo de jamón cocido sujeto con una aceituna. Mi tía me censuró con la vista, igual que la maestra cuando encuentra copiando a un alumno. A eso de las 23:20 ya estábamos todos.

A las 23:30 nos agarró el apuro y largamos con la comida. Me hundí en el vitel toné, cuya salsa parecia cera depilatoria usada. Por la hora, mezclé la entrada con el plato principal y cuando quise repetir, mi tía irrumpió con la sidra para brindar.

A las doce menos diez, Pascuala prendió la radio para escuchar la hora porque desconfiaba de nuestros relojes. Mis primos aprovecharon la distracción y cuando levanté la vista advertí que estaban en el techo con una botella de vino vacia para tirar cañitas voladoras. Supuse que la noche mejoraria con el espectáculo de fuegos artificiales. A las 12 nos apresuramos para salir a la calle y apreciarlos, pero Pascuala se opuso. Dijo que podian haber balas perdidas. Recién 12:15 nos abrió la puerta. Ni siquiera vi una estrella fugaz.

Cuando volvimos al patio, mi tía ya habia reemplazado las bandejas con la cena por compoteras con trozos de pan dulce, garrapiñada y turrón. Para los osados, hubo helado dietético y su famosa ensalada de frutas. Destacada porque tiene más pepas de naranja que jugo.

A la 01:30 llegué a casa y me calcé el pijama. Me senté en frente de la heladera y la ataqué. En eso sentí que mi celular sonó; era Fran. Me llamó para desearme un feliz año nuevo. Auguró un renacimiento de mi alma o algo así. También bromeó que en 2015 nos casamos. No le di bola, en ese momento solamente queria comer.

 

2015.01.12 3 técnicas para rechazar invitaciones por WhatsApp

VIDA DE SOLTERAS

3 técnicas para rechazar invitaciones por WhatsApp

Por: Margarita Dundi

 

No quiero presumir. En realidad si quiero porque es la segunda vez que me pasa. Desactivé una insinuación amorosa que recibí por WhatsApp. La cosa arrancó, como siempre, con una pregunta general y terminó con una propuesta.

Los que inician un “levante” por WhatsApp parten de un error: Aseguran que querian hablarle a otro y se confundieron o bien, te consultan por algún tema de tu interés. Después, por todos los medios buscan extender el diálogo hasta concretar una cita.

Principalmente crean un contexto de “casualidad”, para que el contacto no sea forzado. Sin embargo, estuvieron pensando durante días como encarar. La primera frase que escriben la saben de memoria.

Para “levantar” por WhatsApp es necesario contar con un número de teléfono. Cuando hay grupos, integrados por el “contactador” y el “contactado”, la cosa es fácil. Así fue como hoy un número que yo no tenia agendado, me dijo: “al final, abandonaste el gym”.

Me fijé varias veces en su foto de perfil y lo reconocí. Era el “denso” del gimnasio. Sacó mi número de teléfono del grupo armado por el profe. Le contesté que ni me acordaba la dirección del local para volver. Puso un par de emoticones sonrientes y la cosa quedó ahí.

A la hora me preguntó si volveria a las clases de GAP (glúteos, abdominales y piernas) y sin esperar mi respuesta, me mandó un video de unos gatos durmiendo en lugares extraños, seguido de un “mensaje en cadena” para que las empresas telefónicas dupliquen el crédito de las líneas.

A los minutos me consultó por el pronóstico del tiempo y me mandó una foto del cielo. En ese momento advertí sus intenciones afectivas. Fue entonces que utilicé la primera técnica del rechazo por WhatsApp que es la demora. Vi el mensaje, pero tardé en contestarle para que notara mi desinterés.

Y no sólo me tomé tiempo para comunicarle que no pisaria el gimnasio, sino que recurrí a la segunda técnica que es el ajuste de palabras. Mi respuesta fue monosilábica para reforzar el rechazo.

Y ante la invitación a tomar mates, improvisé la tercera técnica: compromiso sentimental. Le comenté que sólo tomo mate con mi novio porque es la única persona que lo sabe preparar. No me volvió a hablar. ¡Efectividad de la técnica del cien por ciento!

 

2015.01.20 Peleas de pareja en vacaciones

VIDA DE SOLTERAS

Peleas de pareja en vacaciones

Por: Margarita Dundi

 

Compartir varios días de descanso con una pareja, sobre todo si el vínculo es reciente, supone: romper con algunas inhibiciones personales. No es lo mismo compartir dos horas en el cine que esperar que el otro desocupe el baño tras ingerir una cena generosa.

Y también implica la aparición de conflictos. Las primeras horas son apacibles, pero después cuando le pedís que baje las zapatillas del acolchado o que pregunte en la recepción del hotel qué lugares recorrer y se niega, la cosa cambia.

Equipaje. La primera diferencia nace con la cantidad desigual de ropa que lleva cada uno. Nosotras cargamos la planchita, el secador de pelo, tres pares de zapatos (botas pro si hace frio) y ellos sólo dos remeras y un pantalón.

Intimidad. Al compartir más minutos con nuestra pareja, tomamos la real dimensión de lo olorosos que somos. El primer amanecer nos encuentra con tufo a “segundo tiempo”, con lagañas, despeinados y con urgencias miccionales o de otro tipo.

Desayuno. De seguro, uno de los dos pretende seguir durmiendo y eso retrasa el desayuno de ambos. El que tiene hambre apura al otro y le exige que se levante. Ante la negación, se genera un roce.

Después la disputa se traslada a quién se baña primero y al tiempo que consume para hacerlo.

Comida. Si uno desea comer liviano y el otro quiere una parrillada, es un problema. Como así también si un integrante de la pareja prefiere comprar en el supermercado para reducir gastos, mientras que su “saliente” desea recorrer restaurantes.

Cuando los dos están predispuestos a arrancar con los paseos, la cosa pasa por la elección de la actividad. Si uno escoge el aire libre y el otro un lugar cerrado, se desata un nuevo problema hasta determinar quien gana.

Prendas diminutas. Si en la playa agarramos a nuestra pareja observando con detenimiento a otras personas, se arma. Lo mismo ocurre si ellos nos descubren (aunque nosotras somos más disimuladas).

Protector solar. El bronceador es conflictivo. Los hombres y los niños nunca lo quieren usar. Y cuando le pedimos a los hombres que nos esparzan el protector reniegan y lo hacen mal. El resultado: quedamos veteadas y quemadas.

En definitiva, disfrutar de las vacaciones en pareja es mas difícil que comer un pote de un kilo de dulce de leche y no engordar.

 

2015.01.21 Descubriendo a mi Alan Faena

VIDA DE SOLTERAS

Descubriendo a mi Alan Faena

Hallé al hombre perfecto, pero...

Por: Margarita Dundi

 

Pasó lo que tenia que pasar. Lo que, al menos yo, esperaba desde que nos conocimos. Fran y yo nos fundimos en pasión. El encuentro fue arrollador. Ahora sé que porcentaje de algodón tienen sus sábanas y puedo coquetearle al mundo -sin vergüenza- mi amorio.

Si así arranqué el año, no quiero imaginar como lo terminaré. Estoy más contenta que perro con dos colas. Ni siquiera la sensación de que un jean viejo me calce, lo supera. El amor correspondido equivale a probarse un biquini por primera vez en un local comercial y verse bien.

Fran es divino (sobre todo cuando no habla de PNL). No es de esos que se duermen mientras están a tu lado. Es de los que te extienden un brazo para que te apoyes en su pecho. Es también de los que no encienden el televisor para repasar el resumen del resumen del partido de fútbol que ya vieron.

Es de los tipos que te preguntan ¿cómo estuvo tu día? y ¿qué vas a hacer al siguiente?. Es de los que se despiertan antes que vos para sacarse las lagañas, colocarse gel (en abundancia) en el pelo, lavarse los dientes y perfumarse detrás de las orejas antes de ofrecerte un beso.

Pertenece a la clase de tipos que, cuando te prepara el desayuno para acercártelo a la cama, recibe reiki a la distancia para despejar sus malas energias. Y que mientras consume su leche descremada con cereales, te pide que le recomiendes una crema autobronceante.

No es de los que se deja crecer las uñas de los pies para obtener un récord Guinness. Todo lo contrario, es más prolijo que yo. Es de los que prefiere comprar un pote de crema antiedad para el contorno de los ojos que víveres para la alacena.

Fran, por lo general, se viste con colores claros. Es como un Alan Faena de los boliches. No lo intimida la exposición pública. Le gusta agarrarme de la mano.

Una vez, en plena peatonal, Roberto me tomó de la mano y me dijo: “Disfrutá de los próximos cien metros”. Cuando llegamos a la esquina me soltó la mano.

Cuando le digo que tengo sed, se apresura a acercarme un vaso con agua. Si le pido otra cosa para tomar es capaz de recorrer varios kioscos para saciar mi demanda. Antes de besarme saca un spray para el aliento. Ay... a veces quisiera que no fuera tan perfecto.

 

2015.01.31 Motivos para no ir a un casamiento

VIDA DE SOLTERAS

Motivos para no ir a un casamiento

Por: Margarita Dundi

 

Un amigo de Fran se casa y nos invitó a su fiesta. Al principio, me alegré porque no teme en responderle a sus conocidos qué vínculo nos une. Sin embargo, cuando la alegria se disipó, junto con la última papa frita del paquete que estaba comiendo, descubrí que los casamientos son perjudiciales.

Para un invitado el casamiento no es una inversión, es una pérdida de dinero. Si no querés gastar plata en un vestido nuevo tenés que recurrir a la extorsión o al préstamo (según convenga) entre tus conocidas. Pero como la prenda no es propia, cualquier daño que sufra significa una pelea con la dueña.

Con la ropa existe otro problema y es encontrarte con alguien que use lo mismo. El inconveniente mayor es cuando a la otra persona le calza mejor. No falta quien, en esas circunstancias, grita que hay gemelas en el lugar o pide retratar el momento.

Los zapatos son otro tema. Lo mas probable es que tengas un calzado adecuado para el tipo de vestido e inadecuado para la época del año o viceversa. Si los zapatos son lindos, seguro implican un pase libre al podólogo. El calzado feo nunca saca callos.

Después de definir el vestuario hay que cumplir con dos compromisos con los novios: el regalo y la tarjeta del salón. En ese instante el casamiento se transforma en un problema a largo plazo como la celulitis.

Además, hay que prever como llegar a la fiesta. Si no contás con movilidad, pagar el taxi con la tarjeta en doce cuotas no es una opción. Lo ideal es pelear por un lugar en el auto de otro invitado, aunque sea contra su voluntad.

Durante el casamiento aparecen otros inconvenientes: En general la comida no es rica. Si no te gusta el pollo estás perdido. La mesa dulce es conflictiva. La mayoria de las veces no te avisan que está lista y cuando advertís su presencia a tiempo, no tiene nada que te guste.

Otra cosa innecesaria es cruzarse en la fiesta con personas que no te agradan. Es peor aún cuando compartís la misma mesa. Y si esa mesa es incluso la de los “solteros”, la noche está arruinada.

Lo único que resta es que alguien te proponga bailar. De no aceptar, tus conocidos te compararán con la abuela de la novia y empezarán las cargadas. Si arrancás para la pista es peor porque advertís que desconocés la mayoria de los temas musicales. En definitiva, los casamientos (propios y ajenos) hacen mal.

 

 
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