2014AGOSTO

2014.08.01 La tecnologia al servicio del amor

VIDA DE SOLTERAS

La tecnologia al servicio del amor

Por: Margarita Dundi

 

Después del dia del amigo, no volví a ver a las chicas. La situación “embarazosa” de La Gorda aniquiló las reuniones porque ella bien sabe que no puedo guardar secretos. Una vez, una mujer me explicó que si al juntar los dedos de la mano queda un espacio libre, esa persona no puede guardar secretos. Entre mis dedos hay un abismo.

Surgieron las típicas incongruencias que anteceden a cualquier reunión femenina. No nos pusimos de acuerdo en el dia y luego en el horario. Naty canceló su participación porque su ex saliente la invitó al cine. La Gorda no quiso juntarse en su casa para que la madre no estuviese presente. Y yo, por primera vez, no disentí.

Tengo el ánimo como un fanático futbolero pos-mundial. Pero, en vez de rechazar todo tipo de novedades del fútbol, no quiero saber nada de hombres. No quiero discutir sobre lo que quieren, sienten o piensan. Prefiero actividades más sanas como comer del envase del dulce de leche hasta que la cuchara raspe el fondo.

La Gorda me rogó silencio ante las chicas. Me pidió que por nada del mundo comentara que habíamos comprado una prueba de embarazo porque tiene dudas. Se lo prometí. Mil veces le juré a mi vieja que no haria ruido mientras ella dormia la siesta, pero el aburrimiento siempre me provocó.

Nos juntamos en lo de Sole. La propuesta fue una merienda “con de todo”. La Merienda es una actividad que emerge después de los 35 años. Se da en la niñez y en la adultez, pero se suspende entre los veinte y treinta años de vida porque el levante de madrugada lo ocupa todo.

El primer bocado del brownie que preparó Sole me condujo a devorar tres porciones. Tomé un mate cocido para evitar ahogarme. Mientras lo hacía, La Gorda expuso que estaba embarazada. Sole la felicitó, aunque La Gorda manifestó que no estaba segura.

Como no tenia nada que comentar, me dediqué a comer.

Sole contó que conoció un tipo y que programó una cita para esta semana. “Lo saqué de Tinder”, indicó.

“¿De los huevos de chocolate?” le pregunté.

Aclaró que es una aplicación para celulares que se usa para reunirse con personas. “Ponés una par de fotos que zafen y listo” se explayó.

Además dijo que el sistema determina una zona de búsqueda. La idea es elegir salientes que vivan cerca, para no gastar plata en transporte. Cuando la tarde decaia y los brownies provocaban sus efectos colaterales en mi aparato digestivo, Sole me abrió una posibilidad al amor.

 

2014.08.06 Una buena noticia que te hace llorar

VIDA DE SOLTERAS

Una buena noticia que te hace llorar

Al final, La Gorda no está embarazada.

Por: Margarita Dundi

 

"Negativo”, gritó La Gorda desde el baño de la estación de servicio. Yo estaba en la puerta, comiendo unas galletas. Fuimos para que se hiciera el test de embarazo con calma, es decir, sin la vigilancia de la madre. “Falsa alarma y no habia papel”, resumió al salir.

Realmente, creí que sería tía. Creí que La Gorda sería mamá y que el “Pequinés” Linares estaria equivocado, que no estaríamos solas para siempre. La Gorda me mira como si le estuviese explicando la teoria de la relatividad en ruso.

Se largó a llorar. Supuse que era de alegria porque las cosas salieron como ella esperaba y le insistí en festejar. Sin embargo, me equivoqué como lo hice al creer que me veria como Pamela Anderson si me probaba una malla roja.

Me miró con los ojos rojos, como de conjuntivitis y soltó: “Tengo cuarenta años, un saliente que no califica para novio y no tengo hijos”. Le faltó agregar que aún vive con la madre. Mientras lo pensaba, advertí que mi situación era igual. Nos abrazamos y lloramos juntas.

Llegué a casa arrastrando los pies y como si me hubiera contagiado la conjuntivitis. Abrí la puerta y me encontré a mis viejos, a mis tíos Pepe y Pequeña y a un desconocido que juntaba fondos para viajar a Bariloche. Estaban sentados en el sillón del living. Me estaban esperando, aclararon.

Antes de ocupar un lugar, saludé a Roberto que volvia de la cocina con un vaso de jugo de naranja. Mi papá propuso que colaboráramos con el viaje a Bariloche. 50 pesos salia la rifa, detalló el “NN”. En mi época hacíamos una “Americana”, criticó mi tía. Le pedimos al chico que se fuera y Pepe lo instó a trabajar.

Mi mamá, tras superar un ataque de nervios, me aseguró que a pesar de todo, estaba contenta. Mi papá se sumó a sus palabras. Yo seguia pensando en La Gorda. “Me lo crucé a tu compañerito Linares”, dijo mi vieja. Contó que él la reconoció, la saludó y conversaron.

“Dundi, sé que estás embarazada”, dijo mi vieja. Roberto empalideció, esquivó a mi papá que me abrazaba y se escapó de casa sin hablar. “No estoy embarazada, ni siquiera tengo dudas”, les aclaré. Roberto no me volvió a hablar, pero apareció un nuevo ferretero en el barrio que bien podria ser el padre de mis hijos.

 

2014.08.12 Mi verdadero yo

VIDA DE SOLTERAS

Mi verdadero yo

Al final, La Gorda no está embarazada.

Por: Margarita Dundi

 

Me arrojé hacia el universo celularístico de la mano de “Tinder”, la aplicación que conecta personas a través de los teléfonos. Puse que me llamo Margarita y subí tres fotos en las que no oculto lo que otros calificarian como indeseable.

En otras oportunidades habria elegido una foto en la que estoy revocada, bañada y tres puntos arriba de mi belleza natural. Pero esta vez seleccioné una imagen en la que aparezco con malla entera (puesta no luce como en el maniquí) y otra de la Navidad pasada en la cual está toda mi familia, con lo que eso significa.

Por último, fotografié el casete del álbum “Energía” de Valeria Lynch. Lo tengo desde los quince años. Le rogué a mi vieja que me lo comprara porque contenia el tema “La extraña dama”. Mi mamá me lo regaló, pero me prohibió escucharlo a todo volumen. Cuando estaba sola en casa cantaba a los gritos la canción.

Con Tinder no ocurrió nada los primeros días. Sin embargo, a pesar de los pronósticos, me hablaron dos tipos. Consigné una lista con mis defectos y se los enumeré. No tengo ganas de perder el tiempo. Yo a los veinte años plantaba semillas de lechuga, hoy compro la lechuga en el supermercado.

Si al conocer a alguien supiéramos ciertas cosas, nos ahorraríamos muchos problemas. Sería útil que los tipos nos dijeran: Nunca levanto la tapa del inodoro; soy amarrete; no me despegaré de mi mamá; soy inútil para reparar las cosas de la casa; uso medias rotas y no me compro ropa interior.

Y de nuestra parte estaria bueno aclarar que usamos push up; que no nos gusta depilarlos; que somos mejores que su mamá, que su familia no es la nuestra y que preferiremos que nuestra madre cuide a nuestros hijos, si acaso llegan.

En conclusión, les advertí que tengo cuarenta años y que vivo con mis padres. Les indiqué que no soy la más linda, pero que una vez en un concurso de belleza, me entregaron una mención especial. También les aclaré que no cocino como Choly Berreteaga y que las plantas no me duran como a Grimoldi.

Les comenté que tengo días buenos y otros no tanto. A su vez, les aclaré que el fútbol no me convence. Les especifiqué que no me gustaria que mi novio se junte con sus amigos todo el tiempo y que les hurgaré el celular para comprobar si me engañan. Uno de los dos me dejó de hablar, pero el otro me quiere conocer.

 

2014.08.14 Voy en busca de nuevos horizontes

VIDA DE SOLTERAS

Voy en busca de nuevos horizontes

Y el ferretero tiene muy buena pinta.

Por: Margarita Dundi

 

El nuevo ferretero, que está más bueno que tener el número al que están por llamar en un banco, tiene su local cerca de la casa de mi tío Pepe. Ronda los treinta y pico, es de estatura mediana y tiene la carne pegada al hueso. Usa la misma remera a rayas color azul y violeta casi todos los días.

Fui a conocerlo. En la puerta de la ferreteria me encontré con mi tío Pepe. Le comenté que necesitaba una tenaza. Me tomó del brazo y objetó: “Mirá, si vas a comprar, yo te presto”. Me sacó a la rastra y no pude hablar con el flaco.

Pepe me llevó hasta su depósito de herramientas. En realidad es una habitación que construyó en el patio, con la desaprobación de mi tía Bety. Me dio la tenaza, pero a cambio me pidió que le cuidara la casa durante el fin de semana porque viajaban a Mendoza.

Armé una valija que yo sola no pude trasladar. Llevé ropa, zapatos, mi almohada y más ropa. Reemplacé las cosas que mi tía tenia en el ropero por las mías. Me pegué una panzada en la cama. Mis tíos cambiaron el colchón viejo de resortes por uno de dos metros.

Le usé todas las cremas a mi tía. Le hurgué un cajón y encontré muchos labiales. Descarté los perlados, los predilectos de las mujeres que superan 60 años y me pinté. Hice lo mismo con los esmaltes. Además utilicé el perfume de mi tío para aromatizar los ambientes.

La casa ajena despierta impunidad. La misma que los conductores de autos disfrutan al rascarse la nariz en los semáforos. Hice una maratón de películas, series y novelas. En casa desconocemos la televisión por cable. No elegimos la programación, nos resignamos a ella.

Cuando me picó el bagre, descongelé un pionono con dulce de leche que estaba oculto en una esquina del freezer. Mi tía siempre niega los arrollados porque asegura que si las mujeres en “edad de merecer” comen, no consiguen novio.

También rompí un pocillo de porcelana que guardan para ocasiones especiales. Aproveché para pedirle ayuda al ferretero. El agarró la taza, se le deslizó de la mano y se le cayó al suelo. Ni un perito tazístico hubiera adivinado qué cosa habia sido antes. El ferretero empezó a tartamudear. Lo escuché sin interrumpirlo. Me dio una disculpa hermosa.

 

2014.08.22 Conociendo al ferretero

VIDA DE SOLTERAS

Conociendo al ferretero

Por: Margarita Dundi

 

Desde que vi al nuevo ferretero, desaparecieron de mi pensamiento: Roberto, Juan Carlos y Charly. Hasta dejé de lado la cita que conseguí en “Tinder”. Si alguien te interesa de verdad, lo priorizás. Cuando te comprás un jean pasa lo mismo, dejás de lado los anteriores.

El ferretero es parte de mi vida sin saberlo. Como sólo conocia en donde trabaja y su ocupación, averigüé más cosas de él. No me gusta la palabra “espiar”, digamos que le presté mucha atención y a raiz de esa observación minuciosa, construí una serie de hipótesis.

Usa la misma camisa a rayas todos los dias. Estimo que puede tener varias camisas iguales, adora la mugre o promueve el ahorro de agua para cuidar el medio ambiente. Creo que mide alrededor de 1,70 m. porque le faltan varios centímetros para alcanzar el dintel de la puerta.

Barre la vereda con una escoba de paja y no con una de plástico, lo que refuerza mi hipótesis ecológica. El cantero de la ferreteria no tiene plantas, sólo tierra y algunas malezas, lo que significa que es ambientalista “a medias”.

El cartel en el que aparece el nombre de la ferreteria tiene la pintura desgastada. O se robó el cartel de otra ferreteria o bien ya lo tenia de un emprendimiento anterior. Voto esta última opción porque no quiero imaginar que el futuro padre de mis hijos pase algún tiempo en la cárcel.

Usa el cabello corto, con una capa de gel y parece limpio, desde lejos. La barba que tiene es de tres días, no más. O le interesa estar prolijo o tiene una mujer que le impone esa condición. No sé si usa perfume porque no lo percibo a la distancia.

Si mientras limpia la vereda pasa algún vecino, lo saluda, pero no lo mira a la cara, sino al suelo. Bien puede ser tímido, meticuloso con la limpieza de las baldosas o prófugo de la justicia. No usa gorras a pesar del sol. Esto podria significar dos cosas: no le gustan las gorras o no tiene.

Le pedí a La Gorda que fuera a la ferreteria para corroborar mis conjeturas. Consigné en una lista mis sospechas para que tildara las correctas.

La Gorda se olvidó el papel. Me dijo que el tipo suma rápido, que usa una lapicera azul trazo grueso y que tiene las monedas apiladas a un costado de la caja. No me sirvió lo que me contó, prefiero seguir acechándolo.

 

2014.08.29 Preguntas sin respuestas

VIDA DE SOLTERAS

Preguntas sin respuestas

Por: Margarita Dundi

 

Siempre cuestioné algunas cosas. Imagino que a Einstein le pasó lo mismo, pero obtuvo resultados más satisfactorios que yo. No sé si mis inquietudes son tan interesantes como la Teoria General de la Relatividad, lo que si estoy convencida es que contestarlas representarian el segundo gran paso para la humanidad, después de la depilación definitiva.

¿Los productos se vencen a la mañana, a la siesta o la noche?. Agarrás una mermelada y si el envase aclara que hay que consumirla antes del 9 de enero de 2015, no sabés el límite máximo para terminarla. Exceder ese margen puede resultar fatal. Mi consejo es que ya el 8 finalice la vida útil de la mermelada.

¿Por qué se creó el pastel de papas si ya existia el pastel de carne siendo que ambos llevan los mismos ingredientes?. Quizás sea un interrogante que Choly Berreteaga deba contestar, pero eso no me quita el valor de cuestionármelo.

¿Por qué siempre el tipo que reparó la vez anterior el lavarropas hizo mal su trabajo?. Esta pregunta se adapta a otros oficios o profesiones. Para mí hay detrás una conspiración laboral. La solución es convocar siempre al mismo tipo para que no se lave las manos por sus errores.

¿Por qué los zapateros culpan a la “horma” cuando no calza bien un zapato?. ¿Es ella realmente la causante o es una víctima del sistema?. ¿Los zapateros usan los zapatos que hacen?. ¿Hay complicidad de los zapateros con los podólogos?.

¿Por qué los peluqueros acumulan los cabellos de varios clientes antes de levantarlos del suelo?. ¿Hacen pelucas con esos restos?. Los peluqueros en general están bien peinados. ¿Son la excepción al dicho “en casa de herrero cuchillo de palo”?. ¿Por qué cuando nos miramos en el espejo de la peluqueria, el pelo no tiene frizz?.

¿A qué fenómeno responde que los descuentos siempre son para dos personas?. ¿Acaso los solitarios deben pagar más que los acompañados?. ¿Por qué hay que juntarse con otro para disfrutar de una entrada barata de cine?. ¿Los cineastas temen la soledad y propugnan esas promociones para evitarla?.

¿Por qué los mimos sólo se visten de negro y blanco?. ¿El sindicato de mimos prohibe la libertad de vestuario?. ¿Serían menos mimos si tuvieran ropa de color fucsia?. ¿Los payasos y los mismos se odian?. ¿Los mimos son cariñosos?.

 

 
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