2014enJULIO

2014.07.03 El divorcio va en contra del planeta

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El divorcio va en contra del planeta

Lo que faltaba: separado y antiecológico.

Por: Daniel Zalman

 

Para el imaginario colectivo los hombres somos siempre los culpables del divorcio. Además, como si eso fuera poco, resulta que ahora también somos responsables por incrementar la contaminación. Según un estudio del investigador estadounidense Jianguo Liu, realizado en 12 paises, la gente gasta 50% más de luz tras producirse la ruptura con su pareja.

No es algo descabellado: separarse implica sumar los gastos energéticos de un hogar adicional: luz, agua, gas, nafta para la movilidad, etcétera. No hay ninguna duda de que en muchos casos duplicamos el consumo anterior y su consiguiente impacto en el medioambiente.

La huella ecológica de dos personas separadas es mucho mayor que la de una pareja que comparte recursos en una misma vivienda.

Es un problema grave ya que, comprensiblemente, la gente pone su felicidad por delante de la sustentabilidad ambiental, al menos en este punto. Nadie dejará de separarse pensando en lo mal que le hará al medioambiente.

De todos modos, nunca hay que dejar de convertir la crisis en una oportunidad. El último sábado estuve en una fiesta charlando con Sofia, una señorita de unos 35 años, soltera y bastante bien parecida, al menos respecto de mis anteriores intentos. La conversación giró en torno a como estamos destruyendo el planeta, que la capa de ozono agujereada, que la Antártida se derrite, etcétera...

Fue entonces cuando recordé el estudio del chino-estadounidense. Con el argumento de que una pareja contamina mucho menos que dos personas por separado, intenté convencer a Sofia de que, al menos por esa noche, disminuyéramos nuestra huella ecológica en el mundo, siguiendo la huella de su departamento o el mío.

Al parecer, Sofía resultó ser la mujer menos preocupada por la ecologia que conocí, porque se rió bastante unos segundos, después se puso seria y después me dijo que nunca habia escuchado pavada semejante y descartó de plano mi propuesta eco-friendly.

Por eso el planeta está como está. Encima, con una gran paradoja: Sofia no sólo se negó a disminuir por una noche su huella ecológica, sino que además aumentó a niveles impensados el calentamiento. Y está difícil de bajar.

 

2014.07.10 Solos o en pareja, pero gorditos

2014.07.18 La vida de pareja engorda un poco

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Solos o en pareja, pero gorditos

Por: Daniel Zalman

 

Un estudio de la Universidad Metodista del Sur en Dallas (EE.UU.), concluyó que las parejas felices son las que más ganan peso. Se llegó a esa conclusión tras una investigación de cuatro años entre 320 personas, dirigida por la psicóloga Andrea Meltzer, que reveló que aquellas parejas con menos armonia no subian de peso o, más bien, lo bajaban. Y reveló, al mismo, que los que se mantenian en mejor forma eran los divorciados.

Estos hallazgos, publicados hace pocas semanas, tienen una parte que no sorprende tanto: es común que la gente, al tener una relación estable, deje de preocuparse un poco por su apariencia.

Yo llegué a la misma conclusión, sin ninguna ayuda, cuando me miré al espejo el día que cumplí 10 años de casado con mi ex esposa. Lejos de aquel chico alto y melenudo que habia contraido matrimonio en la flor de su juventud, descubrí en ese espejo a un sujeto más propio de un cuadro de Bottero, pero mucho menos elegante o simpático.

Era cierto que mi apariencia habia dejado de importarme el día después de casado, pero tampoco era para tanto. Habia semanas en que evitaba comer cuatro asados y engullia sólo tres. Intentaba cuidarme.

Otro estudio sobre hábitos de las parejas señala que el 30% de ellas dice que su actividad favorita es quedarse en casa a ver televisión. Evidentemente, yo estaba en ese grupo. Lo extraño es que ahora estoy separado, pero ese hábito continúa. Quizá tenga que ver más con una cuestión genética que socio-familiar.

Ahora bien: lo que no entiendo mucho es esa parte de la investigación que concluye que los divorciados son los que están en mejor forma. Es que me sigo viendo al espejo todas las mañanas y a lo sumo cambia el personaje de Bottero, pero nunca el prototipo.

¿Será que tiene que salir la sentencia de divorcio para que yo retome mi mejor forma física?.

No lo sé. Varias veces ya intenté dejar el pan. Pero no es tan fácil. Eso implicaria abandonar el 70% de mi dieta. Y las veces que lo dejé, lo reemplacé por galletas de grasa. Algo debo estar haciendo mal.

Por suerte no necesito estar espléndido ni flaco para saber que de todos modos me costará una enormidad volver a estar en pareja.

Tómenme o déjenme. Y si me toman, no dejen de avisar.

 

2014.07.16 Cuidado con quién te contactás

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Cuidado con quién te contactás

A veces, el perfil de Facebook de tus citas puede ser engañoso.

Por: Daniel Zalman

 

Creo que el período de cortejo en Facebook empezó a cansarme. Si no fuera porque hoy en día esta red social es lo único que me hace mantener algún tipo de contacto con mujeres, ya hubiera cerrado la cuenta.

Tampoco es algo como para decir “qué bestia, qué manera de mantener contactos”, pero al menos sigue intacta la esperanza de trascender el diálogo virtual con alguna usuaria.

Hace poco incursioné en un terreno en el que habia jurado no entrar. Ingresé a un grupo llamado “Separados con hijos”, lleno de perfiles de hombres y mujeres -en especial mujeres- que sobrellevan su nueva solteria con uno o varios niños a cuestas.

Habia prometido no meterme en esas cosas: apenas estoy preparado para lidiar con mis hijos, como para estar atento a los de otros.

Sin embargo, esta mujer -Azul era su nombre real, lo que me sorprendió de entrada- me atrajo especialmente: los fotos de su muro la mostraban alta, de rostro afilado, con el pelo negro, largo, brillante. Creo que hubiera salido con ella aunque hubiese sido madre adoptiva de 20 jóvenes.

Azul y yo coincidimos en algo: no podíamos disponer de los fines de semana libremente -sin hijos- como para organizar una salida de a dos. El sábado pasado yo estaba solo, pero no ella. Así que la invité a cenar a una pizzeria, con la precaución de que el lugar dispusiera de juegos para chicos. Aceptó.

Nos encontramos ahí: Azul era tan hermosa como en sus fotos de Facebook. Tenia una hijita de 4 y un hijo de 14. Pensé que ambos se marcharian al espacio de juegos a los 5 minutos, pero nada de eso ocurrió. Ninguno de los dos se alejó en toda la noche ni un centímetro de su madre. Al más grande no le interesaban esos juegos -además de transformarse en guardián celoso, ante la mínima sospecha de lo que intentaba hacer el sujeto que tenia enfrente- y la menor estuvo a punto de romper todos los vasos de la mesa, además de hacerle perder el equilibrio a cuanto mozo daba vueltas por el local.

Así que la velada transcurrió entre retos a la más chica y conversaciones sobre el colegio con el mayorcito, entre intentos fallidos de sutilezas para saber si habia alguna posibilidad de encontrarnos en otro horario, solos.

Al final, no sólo pagué carísimo por nada, sino que intuyo que Azul tenia posibilidades de salir sola, pero utilizó a sus niños por las dudas, para no avanzar ni un milímetro hasta no comprobar si yo era todo lo que decia mi perfil de Facebook. Muy astuta.

No llamó más. De todos modos aprendí la lección: sólo iré con niños ajenos a una pizzeria si me lo pide Angelina Jolie porque no tiene con quien dejarlos.

 

2014.07.28 Apps que me hacen reir

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Apps que me hacen reir

Por: Daniel Zalman

 

Ya está dicho que los solos y solas somos casi la mitad de la población adulta y que pertenecemos al segmento que más consume bienes y servicios. Todo muy bien con esas estadísticas, pero invito a esos demógrafos y/o marketineros a que me visiten después del 20 de cada mes, cuando ya pagué la cuota alimentaria, la del crédito de la casa, impuestos, tarjeta de crédito, cable y seguro del auto.

Como sea, me sigue sorprendiendo la cantidad de propuestas que se suman a la oferta de solos y solas. Y también la infinidad de aplicaciones que se desarrollan para este grupo, una más curiosa que otra.

Ahora me acaban de ofrecer Beauty Camera, una app para el sistema Android que mejora instantáneamente tus fotos de perfil. No sólo arregla cuestiones como el brillo o el color, sino que también elimina imperfecciones como arrugas o granitos.

Lo que los creadores de esta aplicación ignoran es que, más allá de que se pueda engañar a alguien con estos trucos, aún no se ha inventado nada práctico que permita desarrollar una relación física sin verse cara a cara. Quizás hasta sea más perjudicial el impacto de descubrir el engaño que la posibilidad de mostrarnos tal cual somos y arriesgarse.

En mi caso da lo mismo. Ninguna de las dos opciones funciona demasiado.

Otra aplicación nueva es My fitness Pal, que controla cuantas calorias consumimos según peso y altura y determina si nos pasamos o nos falta. Sólo hay que anotar lo que vamos comiendo y el teléfono hace el resto.

Yo la bajé y la estoy utilizando, pero decidí no anotar algunas de las porquerias que como para no amargarme.

Otra app ideal para agasajar a una cita es Mixology, que enseña a preparar tragos con lo que uno tenga en casa. No me sirve mucho, ya que el stock de mis alacenas desafia al de los monjes budistas de Nepal que sólo ingieren arroz y agua.

Por último, la aplicación nueva que más me hace reir es Itelo, que muestra cuales son los albergues transitorios más cercanos, según la geolocalización. Lo bajé, porque uno nunca pierde la esperanza. Pero podria convertirme en el primer usuario en la historia en cuyo teléfono crecen telarañas por falta de uso.

 

2014.07.30 El “sex appeal” de los casados

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El “sex appeal” de los casados

Otro mito que derrumba el divorcio.

Por: Daniel Zalman

 

Hay muchos mitos relacionados con las relaciones entre hombres y mujeres. Uno de los más populares es ese que dice que cuando estás casado las mujeres te dan bolilla, mientras que te ignoran cuando estás solo.

Sería algo así como una Ley de Murphy de la relación inversa entre estado civil y las posibilidades de intimar con otros. Y se deberia a que, supuestamente, el casado tiene cualidades que si lo hicieron apetecible para una, lo hacen apetecible para otras.

Nada más estúpido que pensar de esta manera.

Soy el más indicado para decir eso: mientras estuve casado, las mujeres rara vez se fijaban en mí como hombre. A decir verdad, rara vez se fijaban en mí. Jamás una mujer se me acercó al enterarse de que estaba casado. Tampoco se acercaban aún ignorando esa información, por lo que debo creer que los motivos por los que una mujer nos puede encontrar atractivos, tienen poco y nada que ver con nuestro estado civil.

Cuando me separé, tras los primeros meses de duelo, comencé a salir con mis viejos amigos de la secundaria: el “Cabezón”, el “Tanque”, el “Balero”, todos casados. Y todos ellos, viejos piratas expertos en el arte de abordar a una mujer y sacarle sus tesoros.

Por suerte -pensé-, ellos tienen la experiencia suficiente como para aconsejarme y -lo más importante- mi estado civil cambió. Estoy libre.

El “Cabezón”, el “Tanque”, el “Balero” no tuvieron tiempo ni de tomar conmigo la cerveza que habíamos pedido. A los pocos minutos de sentarnos en el bar se les acercaron tres mujeres hermosas -cuyo estado civil prefiero no conocer-, que cayeron rendidas antes los comentarios jocosos y las indirectas subidas de tono de mis amigos. Tras una hora y media de charla, se retiraron cada uno para un hotel distinto.

Quedé solo. Malditas leyes de Murphy. Comienzo a pensar que Einstein se equivocó cuando dijo que “Dios no juega a los dados”, aunque se referia a otras leyes de la naturaleza.

El azar no me favorece. Pero, creo que es hora de reconocerlo, tampoco la naturaleza me ayuda mucho.

Me falta un toque de suerte. Un poquito, nomás y seguro que paso al frente. Entonces sí, no me para nadie. Dicho esto sin ningún tipo de doble sentido.

 

 
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