[Jorge Barale - SexHumor 70 -pág. 49- setiembre 1987]
Hace poco tiempo llegó a mis manos el libor "Tratado sobre las mujeres inteligentes" de autor anónimo, no porque se desconociera su origen, sino por la desvergüenza de escribir sobre un tema tan poco interesante.
Lógicamente, era un libro de pocas páginas y fácil lectura. Decia que las mujeres son más numerosas que los hombres en el mundo porque para Dios es más fácil fabricarlas ya que llevan menos materia gris y carne, sobre todo entre las piernas.
En la primera parte el escritor se pregunta por qué los órganos sexuales de la mujer son internos, a lo que responde que evidentemente una señora no puede andar mostrando los atributos por ahí, como los hombres.
En el prólogo, el libro cita la lista completa de mujeres inteligentes que han existido, entre las cuales no está, desde luego, la mía. El 97 % de las mujeres de la lista han sido consideradas frígidas, lo que pareceria confirmar la certeza de que a mayor capacidad craneana, menor capacidad orgásmica. Un 95% de estas féminas están catalogadas de feas para "abajo".
Si bien no aclara que significa ese "abajo", se supone que viene a ser algo así como que de "arriba" nunca puede esperarse algo feo, sólo reservado a los de "abajo".
En la mitad del libro, hacia la página 8, se dice que hay una característica común a todas las mujeres inteligentes: odian que las manoseen y las toquen.
Exigen, generalmente, ser valoradas por sus pensamientos, lo que equivale a hacerles creer que uno se fijaria en ellas no por sus pechos sino por su comprensión de la Teoria de los Quantas.
Hablando con ellas largo y tendido, tendidos los dos, por supuesto, uno puede encontrar en estas mujeres una causa justificada para que el mundo esté al borde de la catástrofe nuclear: absolutamente todos los paises tratan de librarse de ellas.
En el epílogo del volumen -más un libelo que un libro propiamente dicho- se lee que la conmtapartida de las mujeres inteligentes son las que faltan, o las que sobran, aunque no aclara si son más tontas que las otras.
En las conclusiones finales del autor se dice subliminalmente que la inteligencia de una mujer está en proporción directa al cuadrado de la represión de sus sentimientos: a más corto entendimiento femenino, más cortas las faldas y ajustados los vaqueros.
Semejante reflexión me pareció tan singularmente estúpida que doné el libro al Círculo Feminista de mi barrio. Es el dia de hoy que todavia las señoras integrantes me agradecen mi colaboración desinteresada. Ahora me han prestado unos grandes libros con tonterias cometidas por hombres. ¿Será su venganza?
Barale
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