Mi Mujer

 

Mi mujer se acuesta con otro

 

[Eduardo Maicas - Humoristas Argentinos Asociados, 1993]

 

Fue un 4 de setiembre de hace... una punta de años.

La saqué a bailar cabeceando.

No, no se la puse al ángulo al mejor estilo Ruggeri, cabecear es hacer un movimiento precisamente con la cabeza y significaba que uno tenia intención de bailar con esa persona señalada. Si la chica en cuestión aceptaba, enfilaba para la pista. Uno se abrochaba el botón del saco y se formaba la pareja.

Continúo: al mover mi cabeza, caia en mi frente un sólido mechón de pelo que me hacía sentir Elvis cantando el rock de la cárcel.

Con una cintura ágil donde el lumbago y la ciática resultaban palabras desconocidas, hacía las delicias de la chica y le sacaba viruta al Flexiplast.

Si me lo dicen hoy, no lo creo: bailé 14 movidos sin parar. Era Gardel (pero cómo, ¿no era Presley... ?)

Es que con tanto zarandeo, uno no sabe ni quien es.

Ella estaba fascinada. Cuando pusieron los lentos, nuestros rostros transpirados se unieron para siempre.

A veces pienso que estamos unidos por aquella transpiración y no por el amor.

Como se desprende de este comentario, nos casamos. Tuvimos tres hijos y mil problemas...

De aquel baile, saltamos a este.

Hoy yo ya no tengo aquella silueta capaz de soportar un long play, ni el mechón de pelo dibuja mi frente.

Engordé... las fotos confiesan que engordé. También quedé pelado...

Malditas fotos, no hay manera de evitarlas. Siempre hay alguien que dispara sus flashes contra mi realidad.

Por todo esto, la nota se llama "Mi mujer se acuesta con otro"...

Es que ya no soy el mismo...

 

Eduardo Maicas

 

 
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