Dentro de los innumerables pasatiempos argentinos, hay uno que practicamos a diario muchos de nosotros y que tienen un encanto muy particular: el de espiar quién conduce los autos vecinos cuando nos detiene un semáforo.
1) Señores de gesto adusto: se trata por lo general de viejos muy bien empilchados que nos miran con marcado desprecio. Suelen manejar autos que rondan el medio millón de dólares, lo cual justifica plenamente semejante asco por nuestro batatín modelo '58.
2) Señoras antipáticas: son ancianas de gruesos lentes que preguntan con mirada temerosa si las vamos a asaltar, violar o qué. Al advertir que ni siquiera pensamos pedirle un cigarrillo, ponen primera y se marchan, seguramente desilusionadas.
3) Señoritas fuertes: con ellas el contacto visual se hace difícil pues no suelen mirar a los lados, seguras de que invadiremos sus autos ante el menor gesto de simpatia. Es común que las sigamos esperanzados durante kilómetros. Y así aparecemos en parajes desde donde luego no sabemos salir.
4) Otros varones: son de los nuestros. Tipos como uno que también juegan a espiar coches vecinos. Con ellos podemos intercambiar información sobre quién va en el auto de adelante o atrás y quizá hasta nos den una mano para abandonar ese paraje desconocido del que hablábamos antes.
Héctor Garcia Blanco
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