Difícil que el Chancho Chifle
Barriletes Nº 122 - Contratapa
La vida es un parque de diversiones
Se los decimos de una y sin prólogos: Los chanchos fuimos a un parque de diversiones.
Lamentablemente en esta sociedad de comienzos de milenio y desafortunadamente desde hace varios años, la diversión es denostada, banalizada. Algo divertido no puede ser profundo. Sin embargo en este artículo pretenderemos demostrar que este preconcepto enquistado en las sociedades modernas... es un graso error.
Uno llega el parque de dlversiones y de entrada ve un cartel que le pone ante la disyuntiva de pagar por algún que otro juego una suma individual que nos permitirá el disfrute de un par de minutos, en forma individual. O por un monto global acceder al denominado "pasaporte" que permite disfrutar de todos los juegos las veces que uno quiera, sin otro trámite burocrático que un selllto en el dorso de la mano. Nada de fotos, ni papelerio, ni tener que viajar a Buenos Aires para agilizar el trámlte. En un parque de diversiones el pasaporte requiere tan sólo de un sello con tinta roja. La burocracia no es divertida (que bueno sería que en esta aldea global uno con un sello en la mano ya pueda acceder al país que quiera...)
Vayamos en este paseo imaginario... a un clásico. Los autitos chocadores. Fíjense que sencillo, los autitos chocadores no tienen otra ambición, son lisa y llanamente ¡autitos chocadores!
O sea ¡uno toma un vehículo de un solo pedal y va a estrolarse con otro!. Y nadie te espeta un insulto; al contrario, se rien como felicitándote por la sacudida y se preparan para agarrarte desprevenido y devolverte el estampido y uno acepta y lo toma con gracia. No hay accidentes, no hay multas, no hay señales de tránsito... no hay exceso de velocidad. Y todos acceden a un auto eléctrico, ecológico, comunitario y de fácil manejo. ¡La panacea del transito, del comunismo y de los ambientalistas!. No así de los fabricantes de cubiertas que, como sabemos, son todos capitalistas.
Otro juego, cuando menos... polémico, es como ustedes advertirán la infaltable “Montaña Rusa“ obvia alusión al comunismo y a la izquierda en general. Nombre heredado indubitablemente de Ios tiempos de la guerra fria. Donde Rusia (la ex unión soviética) representaba ai comunismo.
Observen. Uno accede a un medio (de producción) no sin cierto esfuerzo... y cuando considera que ha alcanzado cierta estabitidad, empieza el vértigo. Subís en una pendiente que te desestabiliza y luego caés estrepitosamente, no sin espetar algún grito o alarido libertario. Es un recorrido contradictorio, sinuoso, inestable... que nos incomoda, molesta, confunde pero nos mantiene activos y alertas.
Y por supuesto cuando logramos la estabilidad... se termina la diversión.
Caso contrario es el El Kamikaze que representa al capitalismo. Este juego nos ubica a todos uno detrás del otro en dos hileras. Luego, sujetados con tiras que nos oprimen el pecho, somos bamboleados de un lado a otro hasta que en un momento y sin saber como llegamos a esa instancia, terminamos de cabeza. Sujetados, pero cabeza abajo con los
al descubierto. Los cuales pueden ser vaciados ïmpunemente sin que nosotros podamos oponer resistencia dado que es el devenir inevitable que nos habia advertido ese bamboleo inicial y al que nos fuimos acostumbrando hasta estar habituados a encontramos de la cabeza.
Luego viene “eI tren fantasma" obvia alusión a la democracia. Uno elige un determinado recorrido en el cual van apareciendo una serie de fantasmas que nos son otra cosa que tipos disfrazados o muñecos que aparecen de manera intempestiva y que muchas veces nos atemorizan.
Nos fuimos del parque de diversiones agarrándonos el estómago como publicidad de Hepatalgina y con la promesa de nunca más volver. Lo cual sabemos que es mentira, porque Los Chanchos no respetamos eso de "el que se quema con leche, ve una vaca y llora".
Nosotros, si nos quemamos con leche, le pegamos una patada a la vaca y tratamos de tenerla atada.
Será fácil, como sabrán, Son épocas de vacas flacas. Pero, por suerte... de chanchos gordos.
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