BolasDeBoliche
Difícil que el Chancho Chifle
Barriletes Nº 116 - Contratapa
 
 
Bolas De Boliche
 
Sábado a la noche. ¡Cuántos recuerdos!. Serán seis o siete a lo sumo, pero... ¡qué recuerdos!. El sábado es un día que se ha instituido como "día de farra", "día de juerga". Y bien que así lo tomábamos en nuestra juventud. Y algunos lo siguen tomando. Y lo toman mucho.
Había una canción muy popular que rezaba:
"De boliche en boliche
me gusta la noche!
me gusta el bochinche".
O sea que boliche vendría a ser sinónimo de noche y ambos de bochinche. ¿Y qué más bochinche, qué más joda sana que una noche de boliche?.
Primero y principal, para pasar una noche alegre y caer bien a las demás personas, usted debe dejar su mente descansando en la mesita de luz. Ese espacio se llenará con alcohol o con música insoportable para los tímpanos. Pues uno no persigue otro objetivo en ir a bailar que el aturdirse y despegarse un poco de la miseria del mundo cotidiano. Un opio para los habituales consumidores del mismo.
Si es hombre debe elegir una ropa cómoda pero no por eso menos pintona. Uno puede saber el estado civil de una persona con sólo verle la ropa. Si es soltero, el varón, irá a bailar con una remera cheta (esas que tienen inscripciones en italiano) o con una camisa afuera del pantalón y con unos cómodos jeans, combinándolos con unas limpias zapatillas de marca. En cambio, si el varón está con su novia en el boliche se lo verá con pantalón de vestir, la raya bien marcada en el medio, peinado con gel (cuyo pelo ha sido arreglado por la misma novia antes de salir), una camisa sobria y -atención al detalle fundamental- un suéter colgando de sus hombros con ambas mangas uniéndose en su pecho paloma.
Las niñas más jóvenes, en sus primeras salidas a bailar, se visten provocativamente, con botas, polleritas bien cortitas y remeritas escotada. ¿Por qué es esto?. Para aparentar más edad y así las dejen entrar al boliche.
En cambio (o no tanto), las señoritas ya entradas en años, se visten igual que las más pequeñas pero con la intención opuesta: para aparentar menos años. Paradoja femenina, si se nos permite.
Vayamos a otro punto importante en la noche: el punto de despegue de la misma. La llamada PREVIA. Existen cinco lugares claves para realizar una previa:
1. La casa de uno de los amigos con los que uno sale a bailar.
2. Un pub, en donde uno permanece hasta las tres de la mañana, aproximadamente.
3. Una estación de servicio (¿alguien puede decimos qué tiene de incentivo un lugar en donde un tipo te pregunta: "¿Le enlleno el tanque, quía?". Pero en fin, es normal ver previas en los bares de estas estaciones. Creo que el secreto radica en que estos establecimientos se encuentran en esquinas, en las ochavas mismas y son fáciles puntos de referencia).
4. Otro lugar para hacer la previa es la querida vereda, con un porrón, con cerveza en un envase descartable. Sólo que en este caso, la previa suele extenderse y nunca hay boliche. Vivir de previas es lo más lindo.
5. Y el último lugar de previas es un cumpleaños. Siempre hay gente que se va del cumpleaños -generalmente mujeres- a eso de las tres, para ir a bailar y a conocer gente, como si en el cumpleaños hubiera monos despiojándose los unos a los otros (cosa más que factible).
Una vez insertos en el boliche, uno intenta buscar un lugar cómodo. Imposible. Con el transcurrir de la noche. uno se dará cuenta de que la gente siempre lo choca y verá que la fila por donde la gente se traslada siempre pasa al lado de usted, incomodándolo.
Los abrigos y carteras son un detalle esencial. Es gracioso ver como los grupos de amigos forman un círculo a la hora de bailar. ¿Y qué hay en el centro?. Una triste banqueta con una campera de cordero y un saquito de lana y dos carteras. Espectáculo lamentable si los hay.
Respecto al baño del boliche, usted comprobará que nunca relucen, nunca están limpios. Siempre sorprenden con la mugre y con lo antihigiénico de su esencia. Ir al baño en un boliche es como participar en esos programas de Marley en donde uno debe meterse en los lugares más inhóspitos del mundo, como suelen ser los programas de Marley en sí. Los mingitorios siempre estarán sucios.
Siempre y cuando usted tenga la suerte de encontrarse con un mingitorio y no con una triste canaleta, que más que representar a un sanitario, rememorara la novela "Las aguas bajan turbias".
Salir del boliche implica muchas cosas:
- EI hambre con el que uno sale, terminando siempre en un carribar o en una panadería.
- RecoIectar las monedas para el colectivo o empezar a hacer la vaquita para pagar el taxi, puesto que uno se ha "chupado" todo el patrimonio pecuniario con el que enfrentó esa noche.
- Encontrarse con un frío inesperado, lo cual a uno le da más sueño y más ganas de vol­verse rápido a su casa. Más todavía si vuelve solo.
- Bancarse a ese amigo que quiere seguir de joda y propone: "Vayamos a ver si hay otro bar abierto".
Pero ir al boliche (vamos a decirlo de una vez por todas) es ir a levantar minas. Más aún si uno es soltero. Todo lo que hablamos no es más que un condimento extra para esa primordial acción. Acción que justifica la presencia de uno en un boliche. Pero el llamado "chamuyo" es una conducta a la que se merece dedicarle todo un texto en su integridad. Tema que, seguramente, en un futuro abordaremos en estas contratapas barrileteras.
 
 
 
 
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