Difícil Que El Chancho Chifle
Barriletes Nº 117 - Contraportada
2011: Una Odisea del Supermercado.
Hoy es prácticamente imposible pensar nuestra vida por fuera de la lógica de mercado (al menos en forma práctica). Es por esto que Los Chanchos les proponemos hacer una visita al supermercado.
Una visita que parece estar signada por la ley de Murphy. Nosotros somos fieles seguidores de Murphy (pero de ningún López ídem).
Lo cierto es que, siguiendo la primera ley de Murphy, axioma impertérrito: SI ALGO PUEDE SALIR MAL, SALDRÁ MAL.
Para comenzar es necesario carecer de algún objeto en nuestros domicilios, que nos llevará al supermercado para poder adquirirlo y así ser más felices.
De este modo, pronto nos encontramos entrando a estos lugares tenebrosos que son los mercados (y aquí pueden agregarse todos los aumentativos que deseen, como HIPER, SÚPER, MEGA y diminutivos como MINI o el sufijo DITO; dejando de lado los nombres, como MAXI).
Comenzamos descubriendo que no tenemos ningún lugar para dejar nuestro bolso, mochila, cartera (en el caso de las damas) o bolsillo (en el caso de los caballeros). Por Io tanto tenemos que mostrarle lo que llevamos encima a los encargados de seguridad, que nos miran con la cara que los caracterizan. Sin hacer referencia a ningún Murphy o López.
Aquí debemos hacer una primera elección. Debemos optar entre un changuito (también llamado “carrito") o un canasto. Si elegimos el changuito, tengamos en cuenta dos cosas:
Primero, siempre habrá una hoja de lechuga en estado de descomposición en el fondo del chango. O quizá una revista con las supuestas ofertas del establecimiento en cuestión.
En segundo lugar, elija cualquier chango, con todos le ocurrirá lo mismo: siempre irá en una perfecta línea recta hasta que, en un momento, sin motivo aparente el chango doblará bruscamente o quizá se trabe y usted caiga dentro o pase volando por encima debido a la fuerza inercial.
Quizá usted opte por un canasto; porque (como casi siempre me ocurre a mí, por ejemplo) sólo va a comprar tres cositas. ¡¡GRASO ERROR, SEÑORA!!
Supongamos que usted va a comprar papel higiénico, shampoo y un saché de leche. Obviamente siempre olvidará dos de las tres cosas que fue a comprar y recordará que en su casa no tenía azúcar. Pero tampoco tenía fideos, ni puré de tomate, ni un fisionador de protones estroboscópicos. De esta forma usted se llevará todos los productos que le faltaban, excepto aquellos que necesita.
Siempre tenemos a nuestra disposición todas las marcas que fabrican el producto que buscamos, excepto aquella que nosotros compramos.
Siempre damos miles de vueltas buscando aquellas cosas que queremos llevan. Recorremos las 19 hectáreas que tiene el supermercado, para comprobar finalmente, que en unos diez o quince metros teniamos todos los productos juntos.
Aquello que necesitamos con urgencia, como por ejemplo, un papel afiche, tornillos o quizá un mantel para la tertulia que en media hora daremos en nuestras casas no existirá jamás en ese supermercado.
¿Por qué el de la verduleria nunca está cuando tenemos que pesar lo que llevamos?. ¿Y por qué cuando vuelve nos mira con desdén, como si nos hubiera estado esperando durante horas?.
¿Por qué siempre hay un saché de leche reventado que ensucia todos los demás?.
Una cuestión a tener en cuenta: las supuestas ofertas carecen de toda verosimilitud y lógica. Cuando nos encontramos indecisos ante los dos paquetes de papel higiénico (el que trae cuatro rollos o el que trae cinco y sale tres centavos menos) siempre calculamos cuánto ahorraremos comprando más rollos pero con menos metros de papel. Las ofertas no existen. A todo esto. ¿¡¡ POR QUÉ NOS SIGUEN DICIENDO QUE ES EL PRECIO MAS BAJO!!? Si ese es el precio más bajo, no quiero imaginar el precio más alto.
¿Por qué todos los productos tienen su correspondiente etiqueta con el precio, excepto aquel que nosotros queremos comprar?.
Nuestro recorrido va terminando y tenemos todo lo que necesitamos. Aunque, a propósito de esto, apuntemos algunas cuestiones sobre los productos y sus precios:
- Si es demasiado caro, es innecesario e inútil.
- Si es demasiado barato, es inútil.
- Si tiene el precio justo, es completamente inútil, pero necesario.
Haciendo la cola para la caja podemos señalar tendencias.
Otra ley de Murphy: la cola de al lado siempre avanza más rápido que la nuestra.
Primer corolario: si nos cambiamos de fila, la que acabamos de abandonar comenzará a avanzar a una velocidad increíble.
Segundo corolario: si volvemos a nuestra fila original, la misma se estancará eternamente, haciéndonos sentir parte del cuento "La Autopista Del Sur" de Julio Cortázar.
A todo esto: el cartel que dice “CAJA RÁPIDA" es una mentira. Los cajeros parecieran ser disléxicos y confunden la palabra "RÁPIDA" con "EXTREMADAMENTE LENTA E INSOPORTABLE".
Nos despedimos afirmando la primera ley de Edsel Murphy con una de sus tantas extensiones: SI UNA SERIE DE SUCESOS PUEDE SALIR MAL, SALDRÁ MAL EN LA PEOR SECUENCIA POSIBLE.
Y también... SONRÍA... MAÑANA PUEDE SER PEOR.