Walker linked

2018.07.15

Ahora que cumpliré 50

En medio siglo de vida el cuerpo ha tenido desgaste tanto por disgustos como por placeres; aunque no en la misma proporción. Podria ser comparado con un vehículo; entonces dependeria de la anatomia individual si luce como una sílfide bici o como la T1 de Volskwagen.

Ninguno de los mencionados me caracteriza.

Hablando de bici, cuando sea sólo huesos, espero poder ser comparado con una bicicleta de carreras -modelo 70- y no con esa de James Starley que tenia la delantera grandísima -1870-.

En el History -Channel- he visto la presencia y prestancia que tenian los Bugatti Royale -que tampoco empardan con mi apariencia- y en esa misma proporción existen los cuerpos excelsos: algunos.

También he visto los primeros Ford, de los pintados en negro, marchando a duras penas; como ciertos cuerpos.

Además he visto aquellos a los que, con un costo importante de tiempo y dinero, han quedado restaurados. Otros tienen parches en las gomas, lunetas de otros autos o pintados con barnices/lacas/esmaltes que son para otras aplicaciones originalmente.

Y no. No eran de la propaganda de algún circo o feria.

Uno de los primeros Peugeot está en exhibición en un museo. Museo que también tiene humanos momificados. No es conveniente intentar poner en movimiento tal cosa para salir a pasear porque se va a descuajaringar. Ya cumplió su ciclo de vida, como el coche.

Como suele pasar con los automotores el cuerpo humano se desgasta. Primero acá, segundo allá y así sucesivamente. Uno puede cambiar una pieza, pero sólo esa pieza será lo nuevo.

No se sabe cuando comenzará esto, en lo colectivo ni en lo individual, pero una vez que comenzó, no se detendrá.

Bueno, si... se detendrá. Aunque a muchas personas no les agrada la idea del coche fúnebre.

Mucho antes de ese epílogo el cuerpo tiende a evolucionar lenta o catastróficamente. Avance este que dependerá de los roces -o de los choques- en su tránsito por la vida.

Los roces pueden ser productivos, estimulantes. Como el que produce callos en las manos pródigas de un ebanista, un alfarero, un florista o un talabartero.

Saber que las manos fuertes o fecundas de uno mismo han producido cosas, duraderas o no, genera un placer intelectual.

Una sensación vigorizante, acaso como la que se tiene en la ocasión en que se preparan unos aparejos con cuerdas trenzadas por uno mismo para arrojarse al vacio desde el borde de una barranca o un despeñadero. Un momento tenso, desde una eminencia, con los pies fírmemente asegurados a una liana retráctil.

En algunos casos la tensión será demasiada y el momento de mayor tensión sería el penúltimo de nuestras vidas. El último es cuando uno piensa "¿para esto me puse casco?".

Ya no importará que el casco aplaste el cabello, ¿verdad?.

Es cierto que el cráneo puede resultar indemne aunque no le veo lo saludable a eso de tenerlo metido en el torso hasta la cadera (si pasa la cadera, ya no estará metido).

Tampoco entiendo el uso de casco en paracaidismo, que es una actividad en la que uno cae de pie cuando lo hace bien.

Me parece que caer de nalga o que alguna de las 14 cuerdas te ahorquen pueden hacer un tanto inútil el uso de casco y guantes; pero, ¿quién soy yo para contradecir a los instructores?.

Están los que creen que esos cablecitos le tirarán del cabello o harán un latigazo a las orejas al tirar para arriba, pero no es así como ocurre: es el cuerpo el que insiste en caer más rápido que el para caidas, tanto del principal como del de respaldo (que se ubica adelante).

¿Nunca participaron de un linchamiento?. Ahí, en el árbol, la rama no sube, es el cuerpo el que baja. Como en el patíbulo.

La manera más pasiva de satisfacer esta sed de aventuras conque uno pretende vivir cosas que no hizo anteriormente la he visto en el acto de beber jugo de pasto (¿pasto?, ¿gramilla?, no, pasto de trigo. Ah, bueno; pasto, pero de trigo, ojo), hacer zumba (que es todo lo energético que tiene: el nombre) o comer caracoles (sanguijuela con callo prominente).

Uno puede ser muy pobre o tener demasiado tiempo libre, pero lo de licuar unos yuyos con la multiprocesadora exagera lo de "sano y natural".

La batidora sólo los revuelve y la licuadora de mi mamá, que ya tiene muchos años, opina que eso es pa' los jóvenes, que todavia les falta probar cosas en la vida.

O que no supieron lo que es comer tierra o alguno de los bichos del jardín que tuvieron la mala idea de pasar cerca de una criatura. Criatura que es una personita chica y curiosa a la que no le resulta fácil entender que para conocer mundo no hay que zampárselo necesariamente.

El perro o el gato doméstico usa ese yuyo para limpiar su organismo, si. Pero... ¿han visto cuál agua beben los perros y que alimañas comen los gatos?.

Yo he visto en el patio del fondo como luce lo que dejan las mascotas luego de que el yuyo salió del aparato digestivo. Luce como entró-barrió-salió lo más rápido que pudo. Lo vi cuando estaba buscando caracoles y cochinillas en el fondo, que uso para alimentar a los pájaros y palomas, que atraen a los gatos, que se comen a las ratas.

♪ Hay que llamar al lobo para que saque la chiva ♫

En fin. El caracol, que luce como un tortelli que se pasó de cocción y se le salió el relleno... ¡¿debe ser hervido para consumo humano?!. ¿Eso mejoraria su aspecto?.

Se lo sirve solo, para que se sepa qué es caracol y qué es salsa. No se lo saltea en sartén porque, si se rompe la concha, uno no distingue si es trocito de caparazón o uña de cocinero.

O del mozo, que cuando sirve el café, lo hace sobre la mesa en pocillos vacios, ya sacudidos o soplados de cualquier cosa que le dejara el dedo que se le metió.

Esto me recuerda que hoy en dia necesito mayor cantidad de café o chocolate. Antiguamente me levantaba 3 ó 4 de la madrugada, todavia de noche, para reacomodar sábanas y cobijas.

Hoy me levanto 3 ó 4 veces en la noche para orinar el café de la jornada anterior.

100 % Diego

[2018-09-02]